Miércoles, 13 Mayo 2015 08:13

OTRAS MANERAS DE TRATAR EL ALZHEIMER

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Hoy queremos presentaros este interesante artículo de la revista online “es tu sanidad”, en la que cuál se hace un recorrido sobre la importancia de trabajar y estimular  alas enfermos afectados por el mal de alzhéimer de una forma diferente a los tratamientos clásicos basados en la farmacoterapia y las actividades de estimulación cognitiva propiamente dichas, esas de “lápiz y papel”.

Es sumamente importante saber y reconocer que para trabajar con la demencia de una forma integral que abarque la estimulación global de toda la funcionalidad cerebral hay que abrir miras hacia nuevas formas de intervención que usen cualquier herramienta disponible para trabajar con el enfermo, tales como la música, los animales, la interacción como gene5raciones más jóvenes como adolescentes o niños, la estimulación sensorial de otros sentidos como el olfato o el gusto.

Nosotros desde nuestro centro de día intentamos cada día llevar a cabo estas alternativas terapéuticas globales, así que no dejéis de leer este artículo para saber más en profundidad dichas alternativas terapéuticas.

 

Nuria Martín / Lorena Martínez. Madrid
Más allá de las pastillas, el agujero negro que abre la pérdida de recuerdos encuentra numerosas terapias destinadas a llenar el espacio y frenar el deterioro de los pacientes con alzhéimer. Imágenes, olores y sonidos son algunos de los estímulos con los que a diario trabajan los profesionales de varios centros de día, empeñados en 'resucitar' la memoria.

La naturaleza es la protagonista de las terapias desarrolladas en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras Demencias de Ferrol (Afal). Bajo el programa ‘Naturaleza viva’, los pacientes se involucran con el entorno, evocando recuerdos pasados y mejorando su atención y rendimiento.

Montar a caballo, cosechar lechugas o hacer yoga al aire libre, son algunas de las actividades previstas. “Pasamos un test a los familiares para saber qué cosas les gustaba hacer a los pacientes antes de perder la memoria”, explica Noelia Ríos, terapeuta ocupacional y coordinadora del centro. Así, encontraron que muchos de ellos mostraban un amplio interés por la naturaleza y se pusieron manos a la obra.

“Empezamos sembrando flores, pero ahora hemos pasado a cosechar acelgas, lechugas, habas… es algo que muchos enfermos hacían antes y forma parte de su memoria”.

El taller de equinoterapia es el favorito para los usuarios; tanto que, semanas después, aún rememoran lo vivido. “Al comienzo, la idea era cuidar del animal, pero se animaron a montar y ahora se ha convertido en un ejercicio para mejorar su psicomotricidad, su equilibro y su fuerza”, señala Ríos, quien destaca lo gratificante que resulta para los participantes: “se sienten más autónomos y están de mejor humor”.

La fase de la enfermedad determina el tiempo de ocio. Así, aquellos con síntomas más graves se dedican a la crianza de gusanos de seda. “Es impresionante, les encanta observar el ciclo hasta que se convierten en mariposas”.

Independientemente del carácter de la actividad, todas estas se complementan con sesiones de reminiscencia mensuales en las que se presentan “imágenes de antaño”, incluidas las de los propios pacientes durante la juventud. Una vuelta al pasado que desde Afal pretenden materializar en los próximos meses, pues se encuentran preparando la salida a una casa rural ambientada en el año 1900, con la que esperan, los pacientes disfruten y, se sientan como en casa.

Trabajando la memoria con 'esos locos bajitos'

También en Galicia, fomentar la relación intergeneracional y crear vínculos afectivos que beneficien tanto al paciente como al niño es el objetivo del programa ‘Tengo algo que contarte…’, puesto en marcha por la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzhéimer en La Coruña (Afaco). La idea es fomentar la relación y los encuentros entre ellos, incluyendo apadrinamientos simbólicos, con un motivo común, que actualmente gira en torno a los exploradores.

Así, “los abuelos van ‘viajando’ cada semana a un país, conociendo sus costumbres y sus lugares más emblemáticos, y envían cartas o preparan regalos para los pequeños”, explica la coordinadora del programa, Nerea Rey. Y cuando se juntan en los sucesivos encuentros, se cuentan sus anécdotas y ponen en común sus nuevos conocimientos. Los beneficios para el afectado son muchos: mejorar la autoestima y la motivación, aumentar el vitalismo, potenciar la estimulación cognitiva y la socialización, y trabajar las relaciones afectivas.

No es la única iniciativa que desarrolla Afaco. Además, acaba de poner en marcha otra a través de la cual, cada 15 días, pacientes en la fase inicial de la enfermedad pasan un tiempo con un perro de terapia gracias a una veterinaria voluntaria. En este caso, “desarrollan sus capacidades físicas y cognitivas haciendo toda clase de ejercicios en los que el animal se comporta de forma ejemplar, ayudándoles con las actividades”.

Música para 'despertar' los recuerdos

Mirando al sur, en Cájar, Granada, Pepe Olmedo lidera el proyecto ‘Música para despertar’, basado en compartir canciones con los afectados como método para mejorar su calidad de vida y reducir el uso de fármacos.

Una de las últimas áreas que ‘toca’ la enfermedad es precisamente la encargada de la memoria musical y la capacidad de sentir emociones, ayudando a que los participantes muestren resultados positivos en la agitación y ansiedad, en su estado de ánimo, en sus recuerdos, en su estado físico y en su socialización.

Según destacan, los efectos hacen ‘despertar’ a la persona momentáneamente, volviendo, por un instante, a ser la única protagonista de una vida privada de memoria.

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