Viernes, 30 Enero 2015 13:53

DE LO VISIBLE Y LO INVISIBLE

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Es curioso cómo seguimos nadando en un mar de contradicciones con todo lo relacionado con el mal de alzhéimer. Utilizo el término contradicciones porque cuando parece que la enfermedad cada vez se hace más visible y candente en la sociedad debido a campañas de concienciación, famosos que la sufren, películas que abordan el tema, etc., más invisible sigue siendo en la vida diaria, en el entorno cotidiano de muchos enfermos que sus familias se empeñan en seguir “escondiendo”.

Enfermos que continúan en sus casas porque la familia sigue negándose a admitir ante la gente, los vecinos, los amigos, otros familiares, que su padre o madre sufre el mal del olvido.

Familias que siguen comportándose como si nada pasara cuando pasa de todo, que siguen tapando conductas inapropiadas delante de los demás para que nadie sepa que la enfermedad ha entrado en su diario vivir.

Ante estos comportamientos, ante este miedo a que los demás sepan, ante este sinsentido que parece trasportarnos a aquellos años oscuros en los que “encerraban” a los enfermos mentales para que no hicieran “daño” a la sociedad, solo queda lanzar un mensaje de valentía a quienes aún esconden a esos “enfermos invisibles” que viven en soledad y ostracismo, alejados de todo y de todos, para que por fin reúnan el valor necesario y “saquen” a la calle a sus enfermos, los lleven a centros especializados donde puedan recibir la calidad asistencial y terapéutica que se merecen y “vivan con alegría” y sin ningún tipo de vergüenza los años de vida que les quede.

Porque el alzhéimer es sinónimo de enfermedad no de vergüenza, y si los propios familiares son los primeros que no lo ven de esta manera, serán también ellos los primeros que con su conducta rechacen al enfermo.

Vamos entonces a intentar hacer visible lo invisible y conseguir así que todos los que sufren puedan ser libres para vivir su enfermedad de la manera más normalizada posible.

Como decía la gran científica Marie Curie, “Nada en la vida debe temerse, sino comprenderse”

 

Mª Magdalena Galindo Díaz. Psicóloga del Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”

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