3- Liberan mayor cantidad de dopamina en el sistema nervioso, un neurotransmisor relacionado con la conducta y las funciones cognitiva y que genera motivación, buen humor, mejora de la atención y el aprendizaje, entre otras cosas.
4- Aumentan la paciencia de los cuidadores al mismo tiempo que relajan al enfermo.
5- Ayudan a afrontar de forma más efectiva los momentos complicados, las tensiones o los dolores. Es un excelente calmante natural.
6- Fortalecen la autoestima de los que recibe el abrazo, el beso o la caricia. Una manera fácil y sencilla de hacer sentir mejor a quienes queremos.
7- Ayudan a reforzar el sistema inmunológico. Hay determinadas evidencia científicas que concluyen que el ser humano no puede vivir sin ser abrazado. Su salud se debilita hasta extremos de enfermedad si carece de determinadas muestras de afecto físico.
8- Es la mejor manera de demostrar nuestro amor y nuestro cariño a los que ya no pueden comprender lo que hablamos.
9- Y, finalmente, como ya remarcamos anteriormente, es el modo más eficaz de poder seguir comunicándonos con el enfermo sin tener que utilizar las palabras. “Cuando hablar se convierte en una difícil tarea no hay un modo mejor de expresarnos con claridad.”
En resumen, si abrazar, besar, acariciar, es tan beneficioso, y encima a coste cero, ¡¡¡¡ABRACEMOS MÁS, BESEMOS MÁS!!!!!.......vamos a dejar las palabras a un lado cuando ya no tiene sentido utilizarlas y vamos a abrir nuestra mente a una nueva manera de comunicación.
Abrazando más y hablando menos, posiblemente consigamos que el enfermo de alzhéimer siga conservando de por vida esa memoria afectiva que nunca se olvida.
Mª Magdalena Galindo Días (Psicóloga Centro de día de alzhéimer)