Viernes, 22 Agosto 2014 15:26

LA MEMORIA AFECTIVA: EL PODER DE LOS ABRAZOS Y LOS BESOS

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En psicología se entiende por memoria afectiva “el sentimiento con una carga emocional especial que reaparece cada vez que se recuerda una experiencia previa significativa.”

Partiendo de esta definición, tenemos que tener siempre presente que un enfermo con demencia, del tipo que sea, lo último que pierde es este tipo de memoria del afecto.

No recuerdan cosas tan simples como su nombre, o como llevarse la comida a la boca, pero son capaces de dar un beso, de sonreír, de abrazar.

Es decir, los enfermos, a pesar de haber perdido numerosas capacidades cognitivas, aún son capaces de recibir y dar afecto.  

Y es precisamente esta capacidad emocional residual la que más hay que potenciar y estimular en un enfermo cuando ya no es capaz de establecer otros canales de comunicación.

Los besos, los abrazos, las caricias, aparte de considerarse una pieza básica en la comunicación no verbal, y de ser capaces de decir mil cosas sin necesidad de usar la palabra, generan numerosos beneficios para nuestra salud física y psicológica:

1-      Afectan a la mejora de los niveles de oxitocina, la llamada molécula del amor. Esta hormona, que hace funciones de neurotransmisor cerebral, ayuda a entablar relaciones de confianza y genera patrones de conducta maternal y paternal.

2-      Son muy eficaces para reducir los niveles de estrés y ansiedad, que tan elevados están tanto en algunos enfermos de demencia como en sus cuidadores.

 

3-      Liberan mayor cantidad de dopamina en el sistema nervioso, un neurotransmisor relacionado con la conducta y las funciones cognitiva y que  genera motivación, buen humor, mejora de la atención y el aprendizaje, entre otras cosas.

4-      Aumentan la paciencia de los cuidadores al mismo tiempo que relajan al enfermo.

5-      Ayudan a afrontar de forma más efectiva los momentos complicados, las tensiones o los dolores. Es un excelente calmante natural.

6-      Fortalecen la autoestima de los que recibe el abrazo, el beso o la caricia. Una manera fácil y sencilla de hacer sentir mejor a quienes queremos.

7-      Ayudan a reforzar el sistema inmunológico. Hay determinadas evidencia científicas que concluyen que el ser humano no puede vivir sin ser abrazado. Su salud se debilita hasta extremos de enfermedad si carece de determinadas muestras de afecto físico.

8-      Es la mejor manera de demostrar nuestro amor y nuestro cariño a los que ya no pueden comprender lo que hablamos.

9-      Y, finalmente, como ya remarcamos anteriormente, es el modo más eficaz de poder seguir comunicándonos con el enfermo sin tener que utilizar las palabras. “Cuando hablar se convierte en una difícil tarea no hay un modo mejor de expresarnos con claridad.”

En resumen, si abrazar, besar, acariciar, es tan beneficioso, y encima a coste cero, ¡¡¡¡ABRACEMOS MÁS, BESEMOS MÁS!!!!!.......vamos a dejar las palabras a un lado cuando ya no tiene sentido utilizarlas y vamos a abrir nuestra mente a una nueva manera de comunicación.

Abrazando más y hablando menos, posiblemente consigamos que el enfermo de alzhéimer siga conservando de por vida esa memoria afectiva que nunca se olvida.

 

Mª Magdalena Galindo Días (Psicóloga Centro de día de alzhéimer)

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