El primer síntoma que casi siempre suele aparecer es el cansancio y apatía, muchas veces se confunden con depresión, es importante luchar contra ellos y establecer una rutina de ejercicio diario con el fin de integrar una herramienta importante contra la inmovilización del enfermo.
Se acentúan los problemas propios de la edad, en edades avanzadas encontraremos más problemas de artrosis y degeneración neuromuscular que deberemos tratar independientemente. A la hora de establecer el plan de actuación fisioterápica tendremos en cuenta las enfermedades anteriores y los inconvenientes actuales para adaptar el ejercicio a cada enfermo, por ejemplo si padece artrosis severa en las rodillas no podemos recomendar que de largos paseos diarios, sino que es mejor dividir el tiempo de marcha en pequeños ciclos de 15 minutos repartidos a lo largo del día.
Aparecen los “dolores fantasmas” que son recordatorios de una antigua patología sufrida y que los reviven en esta fase inicial como recientes, por ejemplo, si se rompió el brazo hace diez años es posible que nuestro enfermo empiece a quejarse de ese brazo sin motivo ni signos que nos hagan pensar que existe una patología del mismo.
Marina Preciado (Fisioterapeuta Alzhéimer “Tierra de Barros”)