Martes, 21 Febrero 2017 10:27

LA CONDUCTA DE SOMBRA

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sOMBRAS

Es una conducta muy común en los enfermos con mal de Alzheimer, y como su propio nombre indica, sucede cuando el enfermo está continuamente al lado del cuidador, “persiguiéndolo” y no queriendo alejarse de él.

Este síntoma puede generar en el cuidador una sensación de agobio constante.

Por eso hoy compartimos con vosotros este interesante artículo en  que  se explica en qué consiste este síntoma y cuál es la mejor manera de abordarlo y  tratarlo por parte de los cuidadores.  

 

Es habitual en los enfermos de Alzheimer la conducta de “sombra”, ocurre cuando la persona con demencia intenta en todo momento mantener a vista en todo momento,
siguiendolos como un niño haría con su padre/madre.

Esta perturbadora conducta puede llevar al cuidador al agobio y a pensar que su espacio personal se ha violado.

Es importante entender las causas de este curioso comportamiento. Aquellos comportamientos desafiantes y cambiantes son fruto de la progresión de la enfermedad. Las conductas más difíciles y complicadas, aquellas que más ansiedad provocan en el cuidador principal, tienen lógicamente detrás un mensaje.

En enfermos de Alzheimer, la conducta se seguimiento constante o sombra representa siempre un mensaje oculto de desconcierto, inseguridad y miedo.

 

La persona ante la incertidumbre de lo desconocido se pregunta ¿Donde estoy? ¿Qué debo hacer? ¿A dónde debo ir? ¿Te conozco?. A este respecto, el cuidador personifica la figura de la seguridad, el salvavidas, el protector de esa persona.

Debemos tener en cuenta que estos comportamientos se deben a la enfermedad y no a la persona, no podemos cambiar o controlar la enfermedad, si comprenderla y actuar en consecuencia.

Aceptación

Podemos aceptar el comportamiento, en esta condición de seguimiento constante, nos acomodamos a abordar la emoción que existe detrás de dicho comportamiento, esta emoción oculta es el MIEDO.

El miedo es un componente habitual hermanado a la demencia o al Alzheimer. Abordar el miedo puede comenzar con la pregunta ¿Qué puedo hacer/decir a la persona para tranquilizarla?.

La necesidad de vagar con objetivo exploratorio y de seguimiento del cuidador a consecuencia del miedo, compromete la seguridad del enfermo poniendole en una posición de riesgo a la caída.

Habitualmente, lo que da seguridad a la persona con Alzheimer es el seguimiento de rutinas, una rutina diaria predecible, cargada de actividades familiares y sin exigencias, enmarcadas en un ambiente tranquilo recrea una situación tranquilizadora.

Parte de lo que podemos hacer, queda resumido en esta serie de consejos:

– Decir palabras tranquilizadoras cada día “estás bien, tranquilo”, “estamos aquí para ayudarte”, “todo irá bien”. Debemos tener en cuenta nuestro tono de voz (calmado y suave) y la brevedad de las emisiones.
– Podemos poner música ambiental relajante, que ayude a conseguir un ambiente distendido y relajado.
– Rodear a la persona de sus pertenencias, fotografias, recuerdos, objetos a los cuales esté muy familiarizado.

Hay que tener en cuenta que con la progresión de la enfermedad lo que hoy nos era eficaz y aportaba seguridad y confort a la persona puede que a medida que avance la enfermedad, esas fórmulas deban ser modificadas.

Fuente: Clínica Mayo.

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