El locus coeruleus es un área pequeña, muy conectada y encargada de liberar norepinefrina, el neurotransmisor responsable de regular el ritmo cardíaco, la atención, la memoria y los procesos cognitivos. Cuando nos enfrentamos a un desafío mental, desde un crucigrama o sudoku a tocar una pieza musical complicada, hace su aparición. Las células del locus cerúleo se distribuyen por medio de axones por casi todo el cerebro colaborando en la actividad de los vasos sanguíneos. Esta conectividad es lo que lo hace tan vulnerable a las toxinas, asegura la autora del estudio, Mara Mather, profesora de gerontología y psicología.
Esta región es la primera en mostrar signos de patología tau, el conjunto de proteínas que pueden convertirse en la mencionada dolencia. La norepinefrina contribuiría a prevenir los síntomas de Alzheimer, según estudios efectuados en roedores, al proteger las neuronas y evitar inflamación o una estimulación excesiva de ciertos neurotransmisores.
“La educación o el desarrollo de trabajos estimulantes – explica Mather – producen una reserva a largo plazo de conocimientos. Si con ello se activa el sistema locus cerúleo-norepinefrina, se puede retrasar la acción de las temidas proteínas”.