Miércoles, 20 Enero 2016 11:11

UN FÁRMACO ESPERANZADOR

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En este caso se trata de un nuevo fármaco desarrollado por un grupo de investigadores israelitas, utilizado originariamente como terapia inmunológica contra el cáncer, pero que al parecer a demostrado ser eficaz a la hora de conservar la memoria de ratones afectados por el mal de alzhéimer.

Si esto consigue de aquí a unos años extrapolarse a los seres humanos, estaríamos ante una esperanza real de combatir mediante fármacos uno de los síntomas más devastadores del alzhéimer, la pérdida de memoria.

 

La modulación del sistema inmune es cada vez más una estrategia terapéutica. Ahora, un equipo de investigadores israelíes demuestra cómo una terapia inmunológica contra el cáncer, recientemente aprobada en EEUU, puede ser eficaz también contra el Alzheimer al mejorar la memoria en ratones.

Los resultados de este trabajo se publicaron en la revista científica Nature Medicine, en un artículo que firma, entre otros, Michal Schwartz, del Instituto Weizmann de Rehovot, Israel.

En concreto, este estudio identifica algunos "puntos de control inmunitarios" como posibles vías para atacar el Alzheimer y posiblemente otras enfermedades neurológicas degenerativas. Estos puntos de control son los que activan o desactivan la respuesta del sistema inmune.

En ocasiones, las células cancerosas usan estos puntos de control para esconderse y evitar ser atacadas por el sistema inmunitaro. Dicho sistema, entre otras funciones, evita que las células del propio organismo sean atacadas.

Los nuevos sistemas de inmunoterapia para el cáncer en los últimos años se han orientado, en lugar de atacar directamente las células cancerosas, a estimular las propias defensas del cuerpo para combatirlas.

Para lograrlo, el sistema inmunitario lo hace precisamente a través de esos puntos de control.

La agencia americana del medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó recientemente una nueva terapia inmunológica para un tipo de cáncer capaz de bloquear uno de estos puntos de control, el llamado PD-1; el tratamiento favorece que el sistema inmunológico combata las propias células cancerosas.

En el estudio de Nature Medicine, Schwart y sus colegas utilizaron modelos de ratón de la enfermedad de Alzheimer que acumulan el péptido beta amiloide tóxico en el cerebro, además de deterioro progresivo de la memoria.

Así, demostraron que aquellos ratones tratados con el bloqueador de PD-1 durante tres días mostraban, un mes después, un mejor rendimiento de la memoria y una disminución de la patología y de la inflamación cerebral, en comparación con aquellos ratones que recibieron placebo o que no recibieron tratamiento.

Además, estos científicos detectaron una mejoría más pronunciada en el aprendizaje, en la memoria y en la patología de aquellos animales que fueron tratados en dos sesiones durante dos meses consecutivos.

Los autores sugieren que el bloqueador de la vía PD-1 promueve el reclutamiento de células inmunes protectoras en el cerebro, lo que favorecería la eliminación de la proteína beta amiloide tóxica del cerebro, según Nature Medicine.

Para el bioquímico español José Manuel Bautista, de la Universidad Complutense de Madrid, este trabajo es importante porque además de identificar una vía endógena de eliminación de la placa amiloide tóxica mediante el sistema inmune, podría representar un desarrollo rápido de un fármaco frente a la enfermedad de Alzheimer.

"Este bloqueante de PD-1, al estar licenciado para el cáncer, no requerirá de todos los estudios clínicos que ya se hayan realizado para poder dotarle de esta nueva indicación terapéutica".

Además de este trabajo, el grupo Nature publica otro sobre Alzheimer en Nature Neuroscience.

En él se describe un mecanismo para evitar la pérdida de memoria en esta enfermedad, por medio de un estudio con modelos de ratón que permite orientar acerca de posibles vías de intervención terapéutica.

Los investigadores desarrollaron una herramienta con la que consiguen que ratones enfermos de Alzheimer conserven la memoria.

Las neuronas se comunican entre sí mediante conexiones sinápticas, en las que se da el intercambio de información de una neurona a otra y que no son estáticas, sino que se modulan debido a la actividad o experiencia previa de las neuronas.

Este fenómeno se conoce como plasticidad sináptica, que es un mecanismo fundamental del aprendizaje y la memoria. Alteraciones en la plasticidad sináptica provocan dificultades en la formación de memorias, lo cual ocurre en el Alzheimer.

Los investigadores identificaron que en el Alzheimer la plasticidad sináptica está alterada por una proteína originalmente descrita como un supresor de tumores denominada PTEN, que es la que entorpece la memoria.

 

 

 

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