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La multinacional farmacéutica Neurim Pharmaceuticals publicó recientemente los resultados de la Fase dos de un ensayo clínico, controlado con placebo, que evalúa la seguridad y eficacia de agregar Circadin (melatonina de liberación prolongada) para la terapia farmacológica en pacientes con Mal de Alzheimer. El estudio, publicado en el “Journal Clinical Interventions in Aging”, ha demostrado los efectos positivos del fármaco sobre el rendimiento cognitivo y el mantenimiento del sueño en los pacientes con alzhéimer.

Para los que no lo sepan, la melatonina es una sustancia natural que crea nuestro propio organismo y que afecta positivamente  al control del sueño. Desde hace tiempo, se ha creado una melatonina de laboratorio similar a la que generamos los seres humanos, que se está utilizando en el tratamiento y control del insomnio.

Os preguntareis qué relación existe entre el insomnio y el alzhéimer y la respuesta es simple. Teniendo en cuenta que se ha descubierto que las personas con demencia tipo alzhéimer tienen menor cantidad de melatonina en sangre y por eso su ciclo de sueño se ve alterado, los investigadores han decidido probar esta nueva vía de investigación para comprobar si aumentando de manera farmacológica los niveles de melatonina de los enfermos, mejoran sus capacidades cognitivas.

Por lo que se ve, parece ser que la investigación sobre los efectos beneficiosos del Circadin va por buen camino.

Otra puerta más que se abre hacia la esperanza.

Los “Alimentos-medicamentos” son todos aquellos grupos alimenticios contenidos en los diferentes alimentos presentes en la naturaleza que, de una forma u otra, poseen una serie de sustancias naturales beneficiosas para combatir la enfermedad de alzhéimer o cualquier otra dolencia del ser humano.

El uso de dichos alimentos medicinales se remonta al principio de las civilizaciones antiguas, constatando que ya en ellas se utilizaban las plantas naturales para curar o mejorar determinadas enfermedades.

Este concepto ancestral se está utilizando actualmente como apoyo a los fármacos convencionales de laboratorio, ya que, si bien los alimentos no curan pro sí mismos, si que pueden ayudar a mejorar determinados síntomas y dolencias.

Y es precisamente en este concepto, en el que se han basado un grupo de científicos del “Massachusetts Institute of Technology (MIT)”, en colaboración con Nutricia, para desarrollar “alimentos-medicamentos” que retrasan la muerte neuronal, logrando de este modo atrasar el avance del mal de alzhéimer.

Sus  investigaciones se dieron a conocer durante la celebración del XVII encuentro temático “Nuevos conceptos terapéuticos en la enfermedad de Alzheimer”, que la Fundación Alzheimer España (FAE) está celebrando en Madrid.

Según los científicos, estos alimentos mejoran la sinapsis neuronal y estabilizan la memoria y el aprendizaje durante un tiempo. Gracias a ellos se ralentiza el empeoramiento del enfermo.

Esperemos que los estudios lleguen a buen término y pronto podamos disponer de dichos alimentos medicinales.

En este caso se trata de un neurotransmisor llamado GABA que podría ser la nueva diana farmacológica para la enfermedad de Alzheimer. Así lo indica una investigación de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.), mediante la cual se ha comprobado que dicho neurotransmisor aparece con niveles excesivamente elevados en el cerebro de las personas con el mal del olvido.

Los recientes fracasos con la creación de nuevos fármacos para el tratamiento de esta enfermedad han hecho que numerosos investigadores trabajen con nuevas vías farmacológicas para el alzhéimer.

Según este grupo de investigadores, este neurotransmisor también puede ser útil como herramienta de diagnóstico para la enfermedad.

Esperemos que en esta ocasión dicha investigación llegue a buen puerto y por fin podamos conseguir un nuevo fármaco más efectivo para combatir la más común de las demencias, el alzhéimer.

La noticia saltó el pasado Viernes 13 de junio, día en el que se comunicó que un grupo de investigadores de la Fundación CIEN va a comenzar un proyecto de investigación con el que se pretende utilizar como biomarcador en la detección temprana del Alzheimer las lágrimas de los posibles afectados por la enfermedad. El objetivo principal es la detección precoz de la misma, de una manera menos invasiva y menos costosa.

Otro pasito más, cada vez andamos más pasos del largo camino que aún nos queda para vencer la enfermedad. 

Según ha informado la Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (Semnim) una nueva técnica ha conseguido diagnosticar la enfermedad de alzhéimer años antes de que aparezcan los primeros síntomas. Dicho avance supone la posibilidad de realizar un diagnóstico precoz que ayudará, según los especialistas, a retrasar “los efectos destructivos de la patología y a ralentizar su progresión”.

Es una técnica que se basa en un equipo PET/TC y un biomarcador específico que obtiene imágenes del cerebro en las que destaca la presencia de una proteína presente en los enfermos que padecen la enfermedad.

Según el presidente de Semning, Enrique Prats, el alzhéimer es una patología que comienza a dar sus primeras señales hasta 20 años antes de que se produzcan los primeros síntomas: “cuando dispongamos de tratamientos efectivos, este hallazgo permitirá modificar el curso de la enfermedad e incluso permitir su cura”.

Y así es, tal como lo ha comentado Enrique Prats, porque adelantarnos a la enfermedad con suficiente tiempo de antelación permitirá enfrentarla y tratarla con más eficacia y precisión.

Un grupo de investigadores militares estadounidenses han hecho públicos avances en el desarrollo y la creación de un implante cerebral que podría recuperar los malogrados recuerdos de los soldados y los pacientes neurológicos como los enfermos de alzhéimer.

La Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa (DARPA, por su sigla en inglés) está llevando a cabo un plan de cuatro años para intentar construir un sofisticado estimulador de la memoria. Dicho proyecto forma parte de una iniciativa de 100 millones de dólares emprendida por el presidente Barack Obama para profundizar en el estudio de la comprensión del cerebro humano.

La ciencia nunca antes ha intentado tal cosa y el tema encierra numerosos interrogantes éticos, pero si se consiguen superar las barreras científicas y morales, quizás algún día podrían beneficiarse de esta investigación las millones de personas que sufren el mal de Alzheimer en el mundo.

La Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y la Universidad de Pennsylvania, ambas en Estados Unidos han demostrado en un estudio hecho con roedores lo que ya se venía sospechando desde hacía tiempo, que hay un determinado medicamento utilizado actualmente para tratar la depresión que puede reportar efectos beneficiosos no solo para esta patología sino para la enfermedad de alzhéimer.  

Este grupo de científicos ha descubierto  que el antidepresivo citalopram detiene el crecimiento de las placas amiloides en ratones con alzhéimer y en adultos jóvenes que cognitivamente están sanos. Una sola dosis del fármaco redujo en un 37% la producción de beta-amiloide, las famosas y dañinas placas que se acumulan alrededor de las neuronas hasta que las consumen y las matan.

Aunque aún es pronto para precipitarse en cuanto a estos resultados tan prometedores en una fase experimental del estudio, si que podríamos estar ante un estupendo descubrimiento farmacológico que ayude a detener la acumulación de dichas proteínas, no solo porque supondría un bajo coste sanitario ya que hablamos de un medicamento ya comercializado sino porque, dicho medicamento, ya estaría consolidado dentro del uso humano y sería mucho más fácil utilizarlo para otro tipo de dolencias.

Ojalá podamos dar la noticia, en un futuro próximo, de que por fin puede usarse en personas con el mal de alzhéimer.

El paleoneurólogo Emiliano Bruner, ha publica un artículo sobre la funcionalidad del cráneo en la revista “Frontiers in Neuroanatomy”. En dicha publicación se exponene las conclusiones del estudio realizado por el paleoneurólogo en el que se establecen “las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro, y se evidencian posibles problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo.”

Bruner concluye que los cambios en las áreas cerebrales y craneales del ser humano a nivel anatómica, metabólica, y vascular, “pueden haber creado una situación de vulnerabilidad a la neurodegeneración, como ocurre en los procesos asociados con la enfermedad de Alzheimer”.

Es una teoría más de por qué es posible explicar la aparición de determinadas enfermedades degenerativas como las demencias.

Noticia interesante por la importancia de la evolución craneal en la aparición y desarrollo de estas patologías.

El Centro de Referencia Estatal de Atención a las Personas con Enfermedad de Alzheimer (CRE Alzeimer) de Salamanca presentó en rueda de prensa el pasado jueves 9 de Mayo el “Estudio sobre la Creación de una Unidad de Calidad de Vida” en dicho centro.

Para poder poner en marcha dicho estudio, se creó una Unidad de Calidad de Vida de atención con un grupo experimental de ocho personas diagnosticadas de demencia en estado leve. Dichos enfermos vivían solos o con su familia y se trasladaron a esta Unidad diurna. Mientras  por otro lado, se configuró un grupo de control con otras siete personas con características parecidas en relación a la demencia, pero que permanecieron en su entorno, sin utilizar ningún recurso ni recibieron estimulación diurna en el CREA.

Los resultados, después de cinco meses, están siendo bastante esclarecedores, ya que se nota una significativa mejoría en todas las áreas de funcionamiento vital en los enfermos que acuden a la Unidad Diurna con respecto a los que permanecen en su entorno sin recibir ningún tipo de estimulación.

Por fin podrá quedar demostrada la importancia de la estimulación y la atención integral den enfermo con demencia para mejorar su calidad de vida y sobre todo mantener su autonomía el máximo tiempo posible.

La Estimulación Cerebral Profunda (ECP) es uno de los tratamientos quirúrgicos más innovadores de los últimos años y cada vez va sumando más puntos a su favor para tratar determinadas dolencias y enfermedades tanto del cuerpo como de la psique. Una nueva investigación publicada en la revista científica Molecular Psychiatry  muestra también resultados positivos de esta prometedora terapia en personas con enfermedad de Alzheimer.

La “neuroestimulación cerebral” actuaba sobre los pilares del fórnix (un grupo de axones que llevan las señales desde el hipocampo al hipotálamo) pero en esta ocasión, el grupo de científicos responsable de este estudio ha comprobado los efectos de esta estimulación terapéutica en los núcleos basales de Meynert, que, al igual que el fórnix, también están directamente  relacionados con la memoria y la formación de recuerdos.

Ojalá los resultados resulten lo suficientemente concluyentes como para hacer investigaciones con muestras de sujetos más amplios para determinar hasta qué punto esta puede ser otra vía de intervención terapéutica en las demencias.