Por desgracia, desde el pasado viernes 13 de noviembre, el mundo vive envuelto en un continuo ir y venir de noticias tristes y catastróficas, noticias cargadas de guerra, muerte, sufrimiento, dolor y destrucción, y ante este panorama, a veces, uno puede preguntarse hasta qué punto es conveniente contar o no contar la realidad a ese ser querido nuestro, que en el mismo salón de casa, justo a nuestro lado, está escuchando las noticias sobre la barbarie en la que se ha convertido el mundo, y a pesar de su demencia, aún conserva capacidad para hacerse preguntas al respecto.
En este maravilloso artículo de alzhéimer universal, la psicóloga experta en demencias, Nuria Carcavilla, hace una estupenda reflexión sobre las alternativas a seguir a la hora de decidir si contamos o no contamos esta cruda realidad del terrorismo.
Al final, la decisión es tan personal como cada enfermo, y sus características sintomatológicas individuales, pero de más está decir que, si ya de por si cuesta entender tanta masacre a alguien normal, imaginad lo que supone entender este sinsentido para un enfermo con sus capacidades cognitivas limitadas o disminuidas.
Ojalá nunca tengamos que volver a intentar entender ni explicar algo tan inexplicable y ruin como la muerte injustificada y sangrienta.