Jueves, 30 Enero 2014 09:36

FISIOTERAPIA Y ALZHÉIMER: COMO LA ESTIMULACIÓN FÍSICA REPERCUTE POSITIVAMENTE EN EL MANEJO ADECUADO DE LA ENFERMEDAD

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Autora: Marina Preciado

Fisioterapeuta del Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”

La fisioterapia se sirve del movimiento, el ejercicio y de medios físicos para conseguir la rehabilitación, la mejoría, el mantenimiento o restitución de capacidades, así como para mantener la autonomía del enfermo el mayor tiempo posible.

El objetivo de la fisioterapia es retrasar y paliar los síntomas de la enfermedad del Alzheimer, y mantener activa a la persona y sus capacidades remanentes lo máximo posible.

El tratamiento también está destinado a ofrecer apoyo a los familiares cuidadores, ya que a medida que la enfermedad evoluciona puede causarles más daño a la familia que al enfermo en sí, cosa que nosotros también tenemos en cuenta ya que disponemos de un programa de fisioterapia externa para socios y cuidadores.

Los objetivos generales que se pretenden conseguir con la fisioterapia son:

- Mejorar y/o mantener la movilidad articular y el tono muscular, evitando rigideces y atrofias musculares.

- Mejorar y/o mantener una postura evitando deformidades articulares.

- Disminuir dolores articulares y musculares.

- Prevención de problemas cardiovasculares.

- Tratamiento y prevención de problemas respiratorios. La fisioterapia respiratoria se revela de gran importancia en los enfermos de alzhéimer por ello le dedicaremos un post especifico la semana próxima.

- Mejorar y/o mantener la capacidad de deambulación en el paciente el mayor tiempo posible.

- Mejorar y/o mantener independencia en transferencias, cambios posturales y deambulación.

- Trabajar en la prevención de caídas.

- Contribuir, por medio del ejercicio físico, a mejorar el estado general del paciente.

 

De este modo, Dividiremos la intervención fisioterápica según la fase de la enfermedad en que se encuentren nuestros usuarios:

 

Primera fase: leve

Presenta como principal característica una alteración de la memoria. También pueden aparecer cambios en la personalidad, cambios bruscos de humor, alteraciones conductuales y alteraciones en la utilización del lenguaje, pero el enfermo todavía es capaz de desarrollar una vida normal.

No suelen manifestarse alteraciones físicas importantes, pero los enfermos comienzan a desorientarse en el espacio, lo que puede generar rechazo o imposibilidad de salir a la calle y, por tanto, disminución de la actividad física y social.

La apatía favorece la inmovilidad, que puede acelerar el deterioro físico y contribuye a un aumento de complicaciones respiratorias.

En ocasiones en esta fase ya se inician trastornos posturales y en el patrón de marcha, como por ejemplo: disminución del braceo, dudosa rigidez, lentitud…

Por todo lo anterior, en esta primera fase utilizaremos técnicas como la cinesiterapia activa, termoterapia, ejercicios de coordinación y deambulación controlada.

En nuestro centro, tiene un papel relevante la fisioterapia grupal, por lo que realizamos una tabla de gimnasia grupal que consiste en ejercicios sencillos para movilizar activamente cabeza, cuello, tronco y miembros superiores e inferiores. También de forma colectiva se realizan ejercicios en nuestra sala multisensorial relacionados con la  musicoterapia, la relajación  y la psicomotricidad.

 

Segunda fase: moderada

Al progresivo deterioro intelectual se le añade el agravamiento de la alteración de la memoria reciente y el deterioro físico. No entienden algunas órdenes verbales sencillas de movimiento. Comienzan a perder independencia en las actividades de la vida diaria, Empiezan a aparecer alteraciones físicas, como por ejemplo: se producen alteraciones de la marcha y del patrón postural, falta de coordinación y equilibrio, atrofia y debilidad muscular, rigidez y disminución de la movilidad articular, dolor al inicio del movimiento y fatiga tras realizar el esfuerzo. Durante esta fase, la marcha se caracteriza por:

- Ritmo más lento.

- Pasos más cortos con arrastre de pies.

- Paradas entre los pasos.

- Disminución o ausencia de braceo.

- Balanceo marcado de tronco.

- Inestabilidad y falta de equilibrio.

- Aumento de la base de sustentación.

- Alteraciones posturales: lateralizaciones, flexión o extensión de tronco, flexión de cabeza y cuello (mirada al suelo).

Durante esta fase el tratamiento individual se hará prestando una mayor asistencia, dando órdenes claras y sencillas. La cinesiterapia será pasiva o activo-asistida, aumentaremos los ejercicios de reeducación postural, comenzaremos a intensificar el entrenamiento en trasferencias, mantenimiento del equilibrio y la marcha, la gimnasia grupal constará de ejercicios muy sencillos, intensificando la explicación y repetición de las órdenes para favorecer su comprensión.

Tercera fase: severa

Se agudizan los signos neurológicos y se observa mayor rigidez, espasticidad e hiperreflexia. También pueden aparecer reflejos arcaicos (hociqueo y succión, de prensión, signo de Babinski…) y signos piramidales. Junto al parkinsonismo, pueden  existir mioclonias, discinesias y/o crisis convulsivas.

Las caídas y las fracturas son frecuentes debido sobre todo al trastorno de la marcha. El control motor se vuelve muy inestable y aparecen fases de agitación

Se acentúan los trastornos posturales, se incrementa la rigidez articular, aparecen deformidades y tienden a la postura en flexión, siendo el riesgo de escaras más evidente. El dolor se prolonga durante la realización del movimiento. Se produce aumento de fatiga durante el esfuerzo. Disminuye la capacidad de realizar movimientos voluntarios y espontáneos. Pueden perder la capacidad de marcha o requerir gran asistencia para la misma (se olvidan de caminar). Se incrementa el riesgo de caídas durante la marcha.

Pueden aparecer alteraciones circulatorias (como por ejemplo hinchazón o edema), contracturas musculares y dolor en reposo.

El final de esta etapa se caracteriza por  encamamiento, escaras irreversibles, grandes rigideces (posición fetal) y serio deterioro de los mecanismos de defensa del organismo.

Durante esta fase no es posible realizar actividades grupales. La intervención ira encaminada a prevenir las consecuencias de la inmovilidad, se realizará cinesiterapia pasiva, corrección postural, fisioterapia respiratoria, tratamiento del dolor, cambios posturales, mantenimiento de su capacidad de bipedestación o marcha con gran asistencia. Será de gran importancia el dar pautas de atención y tratamiento al personal auxiliar o al cuidador para prevenir la aparición de ulceras por presión, caídas, y otras alteraciones.

Para concluir, es necesario reseñar una serie de recomendaciones antes de comenzar la sesión de fisioterapia, ya sea individual o grupal, con nuestros usuarios:

 

• Mantener un horario constante, ser repetitivos y rutinarios, evitando los cambios y el desorden, creando en ellos una costumbre.

• Adelantarnos a sus necesidades sin sobreprotegerlos, fomentando su autonomía.

• Estimular la repetición de gestos cotidianos y que participen en las tareas de auto-cuidado.

• Simplificar las actividades, todas se descomponen en otras más fáciles que puede que hagan sin ayuda. Repetir las instrucciones en cada paso.

• Tener en cuenta el trastorno del lenguaje: utilizar frases cortas y sencillas, hablar lentamente y esperar con paciencia la respuesta del enfermo.

• Animar, elogiar y dar refuerzos positivos en la realización de las tareas y ejercicios

 A todo lo anterior, hay que sumar unos ingredientes imprescindibles y fundamentales en todas las terapias relacionadas con los enfermos de Alzhéimer u otras demencias afines, EL CARIÑO Y LA PACIENCIA; Dos requisitos absolutamente necesarios para que el trabajo con ellos resulte eficaz, porque, como hemos dicho en anteriores ocasiones, a veces, EL AMOR ES LA MEJOR MEDICINA.

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