Antes esto, lo primero es establecer con claridad si ha llegado el momento de retirarles el carnet de conducir.
Hay algunas señales que pueden servir de advertencia para ayudarnos a saberlo:
- Olvida que recorrido seguir para llegar a lugares conocidos a los que ha ido con asiduidad.
- No es capaz de comprender el significado de las señales de tráfico y por eso no las respeta.
- Le cuesta ser rápido/a para tomar decisiones al volante, por ejemplo, saber si ha encontrado o no un aparcamiento adecuado para el tamaño de su vehículo.
- Conduce a una velocidad que no es adecuada.
- Se irrita y enfada con extrema facilidad mientras conduce.
- Usa de forma incorrecta los carriles de la vía.
- Suele rozar e impactar con frecuencia el vehículo contra bordillos o acerados debido a que no es capaz de calcular los espacios correctamente.
- Se equivoca en los cruces.
- Confunde el pedal del freno con el del acelerador, olvida utilizar el pedal de embrague para introducir una nueva marcha o no recuerda que debe dejar puesto el freno de mano antes de bajar del vehículo.
- Olvida a donde se dirige mientras viaja.
Ante estas señales lo más conveniente es tener en cuenta que debemos ser pacientes y dar al enfermo el tiempo que necesite para asimilar este nuevo cambio en su vida, y más teniendo en cuenta que este suele producirse cuando el deterioro es tan leve que él mismo cree que lo que le sucede no es grave o no es importante.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
- Esconder las llaves del vehículo.
- Mantener el coche fuera de su vista y alejado de su mente el mayor tiempo posible, evitando así que lo recuerde constantemente.
- Desconectar la batería del vehículo para que cuando intente ponerlo en marcha crea que está averiado.
- No negarle de forma brusca que conduzca, sencillamente utilizar los trucos anteriores en el caso de que no podamos convencerlo de otras formas para que deje de conducir, pero nunca usar la agresividad o la coacción para evitarlo.
Esperemos os hayan resultado útiles estos pequeños consejos, y sobre todo, tened en cuenta el último de ellos, usar la fuerza y la agresividad solo sirve para empeorar aún más la situación.
La paciencia y el cariño a veces se convierten en las razones más poderosas.
Mª Magdalena Galindo Díaz
Psicóloga Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”