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El sonido entra en el oído haciendo vibrar los huesos, estas vibraciones se transforman en señales eléctricas que la oreja recibe y provoca reacciones en el cuerpo, como por ejemplo la liberación de cortisol, que es la hormona del estrés, por eso las personas que viven con mucho ruido presentan un nivel alto de estrés, alteraciones del sueño, pérdida de memoria e incluso alteraciones cardiovasculares.
España se encuentra entre los países más ruidosos y se calcula que cerca de 9 millones de personas soportan niveles no recomendados para la salud. Si es que estamos rodeados de ruidos, en casa, en el trabajo, en la calle… si encima este mismo no nos deja dormir las consecuencias para nuestra salud son evidentes. Se alteran los ciclos y la profundidad del sueño, y por tanto nuestro descanso disminuye provocando fatiga, estado de ánimo depresivo, rendimos menos y baja nuestro estado de alerta. Además, el ruido mientras dormimos altera nuestro pulso, la respiración y aumenta el movimiento corporal.
Si el ruido causa todo esto en nuestro organismo imaginaros cuanto más afecta a una persona con demencia Alzhéimer, provocando niveles más altos de ansiedad, desorientación e incluso agresividad.
Por ello es importante evitar en la medida de lo posible los ruidos fuertes y estridentes y potenciar los momentos de silencio, no quiero decir que estemos todo el día sin hablar a nuestro enfermo, sino que entre toda la rutina diaria busquemos un ratito para propiciar una “ cura de silencio” : es recomendable buscar una habitación lo más apartada del ruido posible, desconectar todo aparato que pueda emitir sonido e incluso perfumarla con un aroma agradable para aumentar el efecto relajante, y permanecer 5 minutos en silencio total, intentando dejar la mente en blanco y disfrutar de la paz y la tranquilidad que nos proporciona el silencio.
Marina Preciado (Fisioterapeuta Alzhéimer “Tierra de Barros”)
