Viernes, 15 Enero 2016 13:02

UN HERMOSO POEMA SOBRE EL MAL DEL OLVIDO

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Hace tiempo que no compartimos con vosotr@s algunos de esos poemas de vida que tanto nos gusta leer y que nos trasmiten ese positivismo escondido detrás de la tristeza, la desesperanza y la enfermedad.

Por eso hoy, extraído de la página web de KnowAlzhéimer, os presentamos un hermoso poema de esperanza de un hijo a una madre con alzhéimer, un poema que es un canto a la vida y una oda al amor materno-fillial.

Su autor, R. Del Burgo, nos hace sentir al leerlo, ese inmenso cariño que unirá eternamente a una madre y su hijo, a pesar del olvido y la desmemoria.

 

Seguía teniendo las manos frías, esta vez no se me ocurría qué contarle.

Y sin embargo, no me quitaba sus ojos de encima.

Por un momento, tuve la sensación de que sería ella la que me hablaría, la que me contaría cosas,

la que se reiría con cualquier disparate de los míos. 

 

Pero NO, ni una mínima concesión a la esperanza.

¿Quién sabe lo que piensa cuando me mira? ¿Quién sabe lo que siente?

¿Hay alguien que pueda decírmelo?

Sólo me queda abrazarla, besarla y decirle al oido, lo mucho que la echo de menos.

Ha cerrado los ojos y está semidormida. Sigo acariciando sus manos que aún siguen frías, lleva un largo rato así.

Y de pronto, oigo que en sueños pronuncia mi nombre.

Y yo, yo doy gracias a ese habitante que se apodera de todas sus emociones,

por permitirle retener mi nombre aunque sea un instante.

Volverá a su mundo de silencio, pero esa tarde, cuando me despido de ella y cruzo la puerta,

yo misma me doy una concesión a la esperanza, al pensar que ella me siente como algo suyo.

¡Ciertamente!, después de haber tenido que renunciar a tanto, esto me parece un regalo maravilloso.

Y de nuevo toca VOLVER.

Cierro la casa dejando los recuerdos en su sitio. No es mucho pero para mi, lo es TODO.

Atrás queda ese banco que es sólo de él y mío y empieza a pasar rápido el paisaje a través de la ventanilla del coche.

Pero hay un adiós atravesado en mi garganta y una inmensa niebla cubre mis ojos.

Tendré que recorrer unos cientos de kilómetros antes de que pueda disfrutar del luminoso y claro día que ha amanecido hoy.

 

 

 

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