Martes, 17 Diciembre 2013 13:25

ALZHEIMER, : LA EXTRAORDINARIA AVENTURA DE CÉCILE Y DANIEL, MÁS ALLÁ DE LA ENFERMEDAD

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Enfermedad.

Emil Cioran la definió así: «la inmensa humillación ligada al hecho de marchitarse en los parajes de la muerte». 

El arte avala esta visión nada piadosa y generalmente rechaza hacer de ello una narración. 

De este modo, la enfermedad humana se configura como un tema artístico “hiperpresente” “in absentia”. 

Se puede decir, utilizando una cita berlusconiana, que no hay duda que hoy los hospitales están más llenos que los restaurantes. 

La novela autobiográfica Alzheimer mon amour, publicada en Francia en 2011 y traducida ahora en italiano por la Ediciones Clichy, es una excepción que revela, de una sola vez, todo lo callado hasta ahora.


Preguntas eternas... y otras nuevas
Un examen desnudo que pone sobre la mesa una serie de cuestiones eternas: ¿Por qué existe la enfermedad? ¿Por qué, en algunos casos, es incurable? 

Y después, preguntas novísimas, florecidas en estos tiempos de “hipereficiencia” de la vida, en los cuales muchos creen que la enfermedad es una humillación del ser humano y nada más. 

Preguntas como: 

- ¿Hace bien o hace mal quién intenta, contra toda lógica y racionalidad, derrotar una enfermedad incurable con métodos desesperados

- ¿Qué capacidad real tienen los cuidadores, los familiares que asisten a los enfermos, de hacerse cargo de toda la responsabilidad de la vida de otro? 

- ¿Cuánta energía tiene un cuidador? ¿Cuánta de ella le absorbe a él la enfermedad, dedicándose más allá del enfermo? 

- ¿Hasta cuándo el cuidador puede sustituir a una sociedad tan poco generosa en estructuras asistenciales complementarias a los hospitales, adecuadas para la gran cantidad de nuevas enfermedades que, como un blob democráticamente transversal, se distribuyen como lluvia, ahora ya imparable?

Al principio eran detalles...
Daniel es el marido de Cécile desde hace treinta años. Cada mañana le prepara el té, pero un día no se acuerda de cuál es el tipo de té que ella prefiere.

Poco después tiene un accidente de coche. Los exámenes de rutina no indican nada. Perocada día está más ausente y distraído, por lo que al final se impone hacerle un TAC, que decreta una forma grave de Alzheimer, la demencia de cuerpos de Lewy. 

Cécile es una psicóloga (y aquí la historia se convierte en ejemplar, porque demuestra que si una profesional de la salud mental de otros, ahora en la piel de una cuidadora, puede perder el norte, imaginemos quién no lo es). Se podría pensar que, dentro de lo malo, esto sea una suerte. 

Daniel, progresivamente socavado por el Alzheimer a nivel cognitivo y comportamental, es un enfermo neurológico y, por tanto, en un cierto sentido, psíquico. Su mujer sabrá acompañarlo en el difícil momento de su existencia con racionalidad y fuerza. En cambio, no es así. 

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