Ayer jueves10 de septiembre, vivimos una jornada de convivencia y unión entre todos los que formamos esta gran familia de Alzheimer “Tierra de Barros”.
Un “desayuno para el recuerdo”, que ya cuenta con cuatro ediciones en su haber, y que reunió en las instalaciones de nuestro centro de día a familiares, amigos, socios, colaboradores, voluntarios, usuarios y trabajadores. Una forma simbólica y real de hacer este emotivo ACTO DE AMOR.
Y es que no se podría definir de otra manera lo que ayer vivimos. El amor es el sentimiento más grande y fundamental que puede sentir el ser humano. Porque es él el que despierta al resto de emociones. El amor provoca tristeza, alegría, ira, pena, culpa o ilusión. Es la base de nuestras emociones, y es el sentimiento que mueve el mundo.
Por eso el desayuno que compartimos ayer fue un acto de amor, de amor incondicional para con nuestros enfermos por parte de todos los que los acompañamos, y una muestra de que los sentimientos nunca podrán ser borrados por la desmemoria.
Y es precisamente eso lo que desde aquí, humildemente reivindicamos, que ese acto de amor se prolongue y se extienda a los 365 días del año, que tengamos en cuenta que el apoyo, la ayuda y la presencia de todos, es la energía que a nosotros como asociación y centro de día nos da alas y nos impulsa a seguir trabajando y luchando día a día.
Ojalá el aliento y el apoyo no nos falten nunca, porque son el motor de nuestra lucha y de nuestro trabajo.
Porque queremos demostrar que todo lo que entregamos, todo lo que trabajamos, todo lo que ofrecemos, no solo nosotros, sino cualquier otra institución destinada a trabajar con enfermos de alzhéimer, es la manera de plantarle cara a este horrible y devastador mal, para enseñarle al mundo que a pesar de todo, EL AMOR NUNCA SE OLVIDA.
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Mª Magdalena Galindo Díaz. Psicóloga del Centro de Día de alzhéimer “Tierra de Barros”