Miércoles, 24 Junio 2015 07:54

"UN LOCO ANDA SUELTO" DE JUAN CARLOS ROMERO ESTUDILLO

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Extraída de la sección de “Cartas del Alzhéimer” de la página web de alzhéimer universal, esta vivencia compartida escrita por Juan Carlos Romero, un hombre que ha vivido lo que supone ser cuidador de un enfermo con demencia, es un reflejo de lo que eso conlleva, de lo que se experimenta, de lo que se sufre, de lo que se siente, de lo que a veces también te satisface, porque a pesar de todo, lo que queda después de vivir una experiencia así, son los buenos momentos compartidos y lo que con ellos hemos aprendido.

Merece la pena que la leáis. Os removerá por dentro y os trasmitirá una maravillosa lección de vida.

 

Exactamente así es como muchos consideran que estoy, pero dejemos de lado el ámbito personal y nos centramos como es habitual en el Mundo del Alzheimer.

Como muchos sabéis ya son más de 15 años los que mi vida por suerte está vinculada a esta Enfermedad. Desde el primer momento supe que en el mundo en el que me adentraba no era fácil y que el camino sería de momento duro (por falta de conocimiento) y tan largo como la Enfermedad lo permitiese.

En esto me equivocaba pues desde un principio me sentí como un bicho raro donde tod@s hablaban de una enfermedad cruel, maldita, terrible… y no sé si por mi forma de ser o por qué arte divino, para mí nunca lo fue.

No voy a negar que tuve unos comienzos difíciles, pero de la noche a la mañana y gracias a mi locura, todo dio un vuelco pues no podía ser de otra manera; si quería que la enfermedad tanto para mi madre como para mi, fuese entre comillas “un camino de rosas” Al menos lo intente y conseguí que lo fuese para mi madre.

Los comienzos fueron muy duros como para tod@s, yo jugaba con la ventaja que el neurólogo de mi madre se implicase conmigo en esos comienzos y me marcara unas pautas y camino a seguir, a pesar de ello seguía siendo duro. Mi ansiedad iba aumentando por momentos, y esa angustia se la transmitía a mi madre, el ambiente cada vez era más insostenible y una de esas muchas noches que nos pasamos sin dormir l@s cuidadores y después de mucho meditar sobre el tema, llegue a la conclusión de que debía volver a ser el de antes, el de toda la vida, el que siempre se estaba riendo, contando chistes, cantando…, pues además esto sería beneficioso para mi madre.

A la mañana siguiente entre en la habitación de mi madre como Leticia Sabater (me falto cruzar la mirada), y note que la reacción de mi madre era muy diferente a la de días, semanas, meses, años atrás. Esta era la actitud amigos y lectores, aprender a convivir con la enfermedad, no intentar luchar con ella pues la batalla ya estaba pérdida.

Mi madre cambio de la noche a la mañana, estaba más participativa, los días se hacían más cortos, y yo llegaba igual de agotado o más si cabe, al final de cada jornada. Pero con la tranquilidad de que había convertido mi casa en un circo. Donde no faltaba, la alegría, el buen humor, la ilusión, la fantasía, la música, los juegos… Donde superar cada día tenía su fin de fiesta, que no era otro que el haber conseguido que algo tan negativo para muchos como era la Enfermedad de Alzheimer, en mi casa se viviese de forma positiva. Aprendimos a convivir con la enfermedad, a reírnos con ella y de ella.

Y ahora llamarme loco si queréis.

Juan Carlos Romero Estudillo Ex Cuidador de Alzheimer.

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