Barcelona (Redacción) - En un artículo que publica la revista JAMA Internal Medicine se demuestran los beneficios de la dieta mediterránea para prevenir o retrasar el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento que eventualmente termina en demencia o alzheimer. El estudio, derivado del ensayo PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), revela que, después de cuatro años de seguimiento, las personas que siguen esta dieta complementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos tienen una mejor función cognitiva que las personas asignadas a la dieta control. Emili Ros, miembro del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic y jefe del equipo IDIBAPS Hipertensión, lípidos y riesgo cardiovascular, ha coordinado este trabajo del que Cinta Valls-Pedret, especialista en Neuropsicología de la Unidad de Lípidos del Clínic, es la primera firmante.
El aumento en la frecuencia de las enfermedades como el alzheimer u otros tipos de demencia, asociadas a la avanzada edad de la población, hace que encontrar estrategias sencillas que puedan prevenirlas o bien retrasar su aparición se haya convertido en una prioridad de salud pública. Diversos estudios sugieren que existe una relación entre los hábitos alimentarios y la función cognitiva y que el estrés oxidativo (la incapacidad del cuerpo para eliminar las toxinas) juega un papel clave en la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Así, una dieta que contenga alimentos antioxidantes podría proporcionar protección contra estas enfermedades.
En el estudio participó 447 voluntarios sanos a nivel cognitivo pero con alto riesgo cardiovascular, de ambos sexos y con una edad media de 67 años al inicio, que formaban parte del estudio PREDIMED, un ensayo clínico multicéntrico de intervención nutricional con dieta Mediterránea en 7447 participantes. A los voluntarios se les indicó una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra, una dieta mediterránea con un extra de frutos secos o bien una dieta control baja en grasa. En este sub-estudio se llevó a cabo una evaluación de la función cognitiva mediante diversos test neuropsicológicos al inicio y al final de la pauta alimentaria marcada.
Con un seguimiento de más de 4 años los investigadores comprobaron que había una mejora de la función cognitiva en los participantes que siguieron la dieta mediterránea suplementada respecto a la dieta control, en la que se constató un deterioro cognitivo, y que esta mejora era independiente de variables como la edad o el sexo. La dieta con frutos secos fue más eficaz para mejorar la memoria, mientras que la de aceite de oliva influenció de forma favorable la cognición frontal (función ejecutiva). "Estos efectos beneficiosos de la dieta mediterránea son probablemente debidos a la gran cantidad de agentes antiinflamatorios y antioxidantes que proporciona", señala el Emili Ros, coordinador del estudio.
Es la primera vez que en un ensayo clínico de estas características se han relacionado los cambios en el deterioro cognitivo con los hábitos alimentarios. Este estudio proporciona una evidencia firme sobre el potencial de la dieta mediterránea para ayudar a mantener un buen rendimiento cognitivo, a pesar del desgaste natural causado por el envejecimiento, y para reducir eventualmente la incidencia de enfermedades neurodegenerativas como el alzheimer.