Viernes, 17 Abril 2015 08:23

EL AMOR SIEMPRE VENCE AL OLVIDO

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Cada vez son más las historias vitales de personas que se expanden como el agua por las redes sociales y que son un ejemplo para el mundo.

Este es el caso de la historia que desde hace unos meses ha conmovido a millones de usuarios de Facebook, los cuales han podido comprobar cómo el amor incondicional y eterno de un anciano de 80 años hacia su esposa, enferma de alzhéimer, ha vencido al olvido y la ausencia de memoria.

Cada mañana él va a la residencia de mayores donde ella está ingresada para darle el desayuno.

Y aunque es evidente que cualquiera no lo haría porque ella ya no lo reconoce, él sigue incondicionalmente acudiendo a su cita diaria con su mujer, porque, como él mismo dice,  "Ella no sabe quien soy yo, pero yo sí sé quien es ella." 

Nada más que decir, nada más que añadir.

Ante actos de amor de este tipo, no hay palabras que alcancen a expresar lo inmensamente hermoso, grande, bello, fuerte y eterno que puede llegar a ser el AMOR.

 

La historia de devoción y persistencia del amor de un anciano de 80 años hacia su esposa conmueve a Facebook. Junto a una foto, la narración ha sido compartida más de un millón de veces desde múltiples cuentas de la red social. 

En Facebook se puede ver la foto de un hombre de la tercera edad ayudando a beber de una taza a una mujer. Él insiste en desayunar siempre con ella, su esposa, pues a pesar de que no lo reconoce y lo ha olvidado por culpa de Alzheimer, él nunca podrá borrar de su memoria la historia que tienen juntos. 

"Él tiene ochenta años e insiste en desayunar con su mujer, 
Y cuando le pregunté, ¿Por qué su mujer está en residencia de mayores?, él respondió, porque tiene alzheimer (pérdida de la memoria). Entonces le pregunté, "¿Se preocupará su mujer si tardas en venir a desayunar con ella?" y respondió "Ella ya no se acuerda… ya no sabe quien soy yo, desde hace cinco años que ya no me reconoce." 

Yo sorprendido, le dije: "¡qué bien! y aún así sigues desayunando con ella cada mañana a pesar de que ella no te reconoce." 
El hombre sonrió, miro a mis ojos y me apretó la mano. 
entonces me dijo: "Ella no sabe quien soy yo, pero yo sí sé quien es ella." 

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