Redacción. Madrid
El estado de bienestar, la mejora de la calidad de vida o los avances en investigación son algunos de los puntos que están influyendo en que nuestra vida sea mejor y vivamos más años. La demencia es una enfermedad muy prevalente y que está emparentada con el envejecimiento ya que su incidencia 'sube como la espuma' con la edad. Y es que si las previsiones para el futuro de las estadísticas son correctas, se espera que en el 2050 se registren cerca del millón de afectados por demencia, sobre todo con alzhéimer.
Según un estudio de la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas (FEEN) el progresivo envejecimiento de la población está haciendo prever un incremento de estas patologías en todo el mundo. Concretamente, en el caso de España se calcula que en 2050, uno de cada tres españoles tendrá más de 65 años. Lo que significa qué, si los pronósticos no se equivocan, se espera que en 2030 la cifra alcanzará casi los 600.000 pacientes y en 2050 registrar 983.272. Una cifra que señala principalmente a la enfermedad de Alzheimer ya que es la causa más frecuente de demencia, registrando entre el 60-80 por ciento de los casos.
Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de las posibles consecuencias y ha incitado a los gobiernos a que tomen medidas que reduzcan el impacto socio-sanitario de este deterioro devastador. La entidad ha señalado que se calcula que el retraso en su aparición en un año, mediante actividades preventivas, reduciría en 12 millones el número de enfermos con alzhéimer en 2050 a nivel mundial.
El impacto de estas patologías
En la actualidad, las estimaciones de incidencia en demencia suelen ser desde 5 a 10 casos por 1.000 personas-año en el grupo de 64 a 69 años de edad y hasta 40 a 60 casos por 1.000 personas-año en el grupo de 80-84. Tras un estudio, se apunta un dato destacable en el caso de las mujeres, las que estén por encima de los 55 años tienen el doble de riesgo de tener demencia en comparación con los hombres. Una realidad que se debe tanto por su mayor longevidad de vida como por la aparición de demencia a edades avanzadas.
Desafortunadamente, esta pérdida de las facultades mentales aumenta notablemente la carga de morbilidad de las personas afectadas, con una media de hasta 2,4 enfermedades crónicas más en estos pacientes. En este sentido, destaca la prevalencia de factores de riesgo vascular como la hipertensión arterial u otros agentes como la perdida de movilidad, las caídas, las infecciones o los síntomas depresivos. Asimismo, también provoca mayor dependencia superando incluso a otras patologías como puede ser el ictus, párkinson o a las enfermedades cardiovasculares.