“En el cuarto de juguetes
recuerdos de ayer y de risas
dos niños se dan la mano
como hermanos de la vida.
Uno alto, muy enjuto,
el otro pequeño y certero.
Juegan juntos en el cuarto
al calor de un buen brasero.
- ¿Quién empieza?.-dice el chico.
– Yo que soy mayor que tu…!
– Esta bien…-dice el pequeño.
¡Es un seis! ¡Gané y no tú!
El pequeño de ocho años dice:
– Si no me has ganado!!!!
Si hemos empezado el juego
tira de nuevo tu dado…!!
El mayor con vista fija
en el tablero cuadrado
vuelve a tirar con la ayuda
del pequeño de su lado.
-Te apuntas veinte.- dice el chico
– Ya no me apunto.- dice el mediano.
– Yo te lo vuelvo a explicar
abuelo, dame la mano…
- ¿eran rojas estas fichas?
-No, verdes como tus ojos.
– Abuelo cuentate veinte,
¡ficha caída! ¡La cojo!.
El abuelo, mira al niño
y me lo colma de besos…
– Cuando tu madre te tuvo
le regale mis recuerdos…
Pero ¿tu, como te llamas?
– Abuelo, tu eres mi abuelo…
-No te recuerdo mi vida
¿eres mayor o… pequeño?
El niño coge sus manos
y colmándolos a besos
vuelve a tirar al parchis
dados borrosos al cielo.
- Ganado, abuelo, ganado!!!!
Hoy me has ganado de nuevo.
Su nieto regala una rosa
a un rosal de espino y hierro.
Y lo llevó a aquella ventana
y mostrándole su cielo
con manos fuertes, rugosas ,
le dijo amable y sincero:
Mañana cuando no viva
cuando me olvide de ti,
junto a Dios que me lo explique
yo… me acordaré de ti.”
Ángel Garó