Digamos que este es uno de esos libros que te encuentras por casualidad, porque ya lleva en el mercado desde hace casi tres años, y que una vez lo descubres, lo guardas como un tesoro en tu memoria y en tu corazón, por lo que te hizo sentir cuando lo leíste, por las emociones que despertó en tu interior y porque te acerca de forma magistral a la vida de aquellos enfermos y cuidadores que viven en el presente, pero que ya no recuerdan el pasado y no pueden pensar en un futuro, aquellos que, de una u otra forma, han tenido que aprender a convivir con el mal de alzhéimer.
El título, metafórico y enternecedor, es un reflejo de lo que supone este diario hecho novela que la periodista británica Andrea Gilles ha elaborado y construido de una manera exquisita y sublime. Andrea decidió dejarlo todo para cuidar a su suegra, Nancy, con principios de alzhéimer, en una vieja casa en el norte de Escocia. Y este libro es el reflejo hecho palabras de esta experiencia personal. Una narración estremecedora, enternecedora y maravillosamente escrita. En ella narra su experiencia como cuidadora, como una persona que se dedica íntegramente al bienestar de otro para intentar ayudarle a vivir y a también a morir. La historia de Andrea y Nancy y su día a día a veces trágico, a veces cómico, crea un “extraordinario diario novelado que incluye reflexiones sobre el ser, la falta de pasado o el funcionamiento de la mente y alberga toda una lección de humanidad”.