Martes, 16 Diciembre 2014 07:40

"EL EXTRAÑO CASO QUE HACE QUE NO RECUERDES A TU MUJER PERO SI QUE LA QUIERAS"

Valora este artículo
(0 votos)
Dos Abuelos Dos Abuelos Dos Abuelos

No es la primera vez que os remitimos alguna reflexión o artículo de opinión relacionado con la enfermedad del olvido y en el caso del artículo que os presentamos hoy, solo podemos deciros que es una de las reflexiones de vida más hermosas y reales que hemos leído en bastante tiempo.

Escrito por Ana Romaz, bloguera de la página web “hechos de hoy”, es una representación fiel de lo que aquí ya hemos escrito tantas y tantas veces, que el amor nunca se olvida a pesar de que la enfermedad arrase con otros recuerdos tan básicos como reconocernos en un espejo u olvidar nuestro propio nombre.

Este es el caso de la pareja que nos ocupa hoy, que a pesar de haber sufrido en sus carnes el robo de sus más preciados recuerdos a causa de la enfermedad, aún recuerdan que se siguen amando.

Os invitamos a que lo leáis y os deleiteis con esta preciosa e “inolvidable” historia de amor.

 

¿Os ha ocurrido alguna vez, cuando te compras un coche, que de pronto parece que han aumentado en número los que son igual que el elegido? Es como si tuviésemos un filtro que selecciona aquello que está cercano a nuestro interés. Lo mismo ocurre, me parece, con todo aquello que nos importa de una manera especial.

Desde que el Alzheimer entró en mi familia como un elefante en una cacharrería, arrasando a su paso, han sido muchas las historias que he conocido. Unas tristes, otras divertidas, pero ninguna tan enternecedora como la que os voy a contar.
Hace unos días me contaba una buena amiga que tenía a unos familiares, pareja de muchos años y sin hijos, pasando un mal momento de salud. 

Ella estaba luchando contra un cáncer y a él le habían diagnosticado Alzheimer hacía tiempo. Él había entrado ya en la fase de no reconocer a sus allegados cuando una complicación le llevó a estar ingresado en el hospital. Su mujer iba a diario a acompañarle, le llevaba pequeñas sorpresas y le brindaba todo su cariño. Así iban pasando los días hasta que una mañana, cuando llegó a su lado, él, muy serio, le dijo que tenían que hablar.

- Muy bien, dime…
- ¡Esto no puede seguir así!
- ¿A que te refieres?
- Pues a esto, a que vengas todos los días a verme.
- ¿No quieres que venga más?
- Sí, yo sí quiero que vengas.

Luego, un poco cabizbajo, añadió…
- No te he dicho nada hasta ahora pero me estoy enamorando de ti…¡y eso no puede ser!
- ¡Vaya! Eso si es una sorpresa agradable. Pero ¿por qué no puede ser?
- Porque yo ya estoy casado y quiero mucho a mi mujer.

Mi amiga y yo, llegada a este punto la narración, nos preguntamos por el extraño mecanismo que hace que no puedas reconocer a tu mujer pero si recuerdes que ella existe y que tú la quieres.

Elucubramos, incluso, con la posibilidad de que él la recordara con la imagen de sus años jóvenes y que por eso no la reconociera ahora.

El Alzheimer es una enfermedad artera. Piensas que las cosas están de una manera, lo asumes… y siempre acaba sorprendiéndote con brincos y piruetas que te vuelven a dejar descolocado.

Pero como a grandes males, grandes remedios, siempre podemos dar un nuevo giro, buscando el equilibrio y decir, como ella en este caso:
- ¡Pues vamos a tener que ser amantes! Porque yo voy a segur viniendo

Visto 8237 veces