La alimentación saludable, el ejercicio y el control de los factores de riesgo cardiovascular retrasan la aparición de demencia en las personas que tienen mayor riesgo de padecerla. Y no es que sea algo baladí, ya que lo ha mostrado un estudio dirigido Miia Kivipelto, científica e investigadora del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), uno de los más prestigiosos a nivel mundial.
Y es que, tal y como se refleja en los últimos datos estadísticos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en torno a 35,6 millones de personas en todo el mundo tienen algún tipo de demencia, especialmente la tipo Alzheimer.
Para realizar el estudio longitudinal, los expertos analizaron durante dos años a 1.260 adultos finlandeses de entre 60 y 77 años, a los que les evaluaron los factores de riesgo que padecían en su vida diaria para poder desarrollar deterioro cognitivo y en último término, Alzheimer.
Tras separarlos en dos grupos, uno en el que se dieron consejos de salud muy básicos, y nada más, y otro en el que los participante asistieron a un programa de dieta, ejercicio, salud cardiovascular y eventos sociales, los encargados del estudio comprobaron que los pertenecientes al grupo primero presentaban un mayor deterioro cognitivo que los del segundo grupo.
Visto los resultados, y como apuntaba la responsable de la investigación, es evidente que una vida sana no te garantiza el hecho de no padecer jamás la enfermedad de alzhéimer, pero si que reduce el riesgo de sufrirla, o incluso de retrasar su aparición.
Así pues, no nos queda más que poner en práctica ese estilo de vida que nos permitirá vivir más y mejor.