El principal síntoma que produce es dolor que se localiza en la ingle y a veces se irradia a la rodilla. Más adelante limita la capacidad de movimiento y finalmente dificulta enormemente la marcha. Al principio de la enfermedad, el dolor sólo aparece al caminar y al subir o bajar escaleras. También se siente dolor tras un período de reposo, hasta que la articulación entra en calor, y luego vuelve a aparecer tras una larga caminata o ejercicio prolongado, porque se sobrecarga la articulación. De forma progresiva, aparece dificultad para acciones tan elementales como cruzar las piernas cuando se está sentado, calzarse o ponerse unas medias. Cuando la enfermedad está en sus comienzos, el dolor desaparece por completo al tumbarse en la cama, por lo que no hay problemas para conciliar el sueño debido al dolor, pero en los casos avanzados el dolor no desaparece en la cama. Con el paso del tiempo, es normal que aparezca cojera al caminar.
La solución de la artrosis de cadera es muy parecida a todas las anteriores ya descritas en las semanas pasadas, evitar la sobrecarga de la articulación en sus fases iniciales, una buena pauta de ejercicios para prevenir contracturas o posiciones viciadas que nos favorezca la deformidad de la articulación y un tratamiento farmacológico prescrito por nuestro medico para intentar frenar el avance de la artrosis.
Ante los primeros síntomas podemos tomar infusiones con romero, jengibre, abedul, ortiga y sauce, que nos ayudaran a mitigar la inflamación inicial. Así mismo las fricciones externas en la articulación con alcohol de romero pueden ser una alternativa natural al tratamiento local con pomada antiinflamatoria.
La hidroterapia, de gran utilidad en todos los casos de artrosis, cobra importancia en nuestro caso de artrosis de cadera ya que permite hacer ejercicios de movilización completa de la articulación sin carga alguna.
Marian Preciado (Fisioterapeuta Centro de Día de alzhéimer “Tierra de Barros”)