La artritis reumatoide se caracteriza por la afectación de las articulaciones periféricas (manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas), en las que se produce dolor, inflamación de la membrana sinovial y rigidez sobre todo por la mañana o después de periodos prolongados de reposo. Esto puede provocar una disminución de la movilidad y de la función articular.
La artritis reumatoide tiene también otras manifestaciones fuera del sistema musculoesqueletico que son importantes, como los nódulos sinoviales, vasculitis, pericarditis, incluso puede provocar inflamación de pulmón o riñón, por eso es importante controlar los brotes y mantener la enfermedad controlada para evitar las posibles complicaciones. Actualmente gracias al diagnóstico precoz y a la existencia de nuevos tratamientos, la mayoría de los pacientes consiguen tener la enfermedad controlada desde etapas más tempranas y mantener así su calidad de vida.
En España cerca de 240.000 personas padecen artritis reumatoide, por lo que lo más normal es que tengamos algún afectado entre nuestros enfermos de Alzheimer, en estos casos debemos prestar especial atención al mantenimiento de la movilidad y respetar los límites del dolor en las movilizaciones articulares y los periodos de brotes de la enfermedad.
Marina Preciado Hortigón. Fisioterapeuta de Alzhéimer “Tierra de Barros”