En ocasiones podemos ver como nuestro familiar va cada vez más lento, como si se le estuvieran acabando las pilas, camina más despacio, arrastrando los pies y todo lo realiza como a cámara lenta. Hoy vamos a hablar sobre ello, los trastornos hipocinéticos, que son aquellos que comprenden empobrecimiento del movimiento, afectando no solo a las acciones voluntarias y sino también a los movimientos espontáneos asociados.
Vamos a nombrar los tres principales, aunque dentro de estos podemos encontrar variaciones dependiendo del paciente:
- Bradicinesia enlentecimiento de la velocidad del movimiento, sobre todo en el inicio del mismo, se evidencia en las tareas motoras que requieren mayor destreza y movimientos complejos como abrocharse un botón.
- Hipocinesia, Disminución de la velocidad de los movimientos corporales voluntarios y limitación de su amplitud.
- Acinesia perdida de la movilidad, incapacidad de realizar movimiento voluntario. Su origen no es la parálisis o la rigidez articular, en este caso el sistema musculoesqueletico no es el responsable de la inmovilidad, sino que nos encontramos ante una causa neurodegenerativa.
En la enfermedad de alzhéimer nos encontramos con estos trastornos del movimiento en fases intermedias, poco a poco se va haciendo evidente un enlentecimiento de la marcha y pasos pequeños, disminución o ausencia de braceo, empequeñecimiento de la letra en forma progresiva... Aunque no son necesariamente correlativas es lo más frecuente, encontrarnos que nuestro paciente inicia con una bradicinesia y con el avance de la enfermedad termina en acinesia.
Es muy importante el tratamiento preventivo en fases iniciales del alzhéimer, una rutina de ejercicios básicos diarios frena y enlentece la aparición de la bradicinesia, ante los primeros síntomas es importante acudir al médico para valorar el momento en que sea necesario tratamiento farmacológico.
Marina Preciado Hortigón (Fisioterapeuta Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”)