La persona afectada puede sobreestimar sus habilidades al volante por lo que es aconsejable identificar cuando la conducción está implicando un riesgo para la seguridad y abordar la cuestión cuanto antes.
¿Cuáles serían los signos de alerta para iniciar la deshabituación a conducir?
- Desorientación en recorridos o lugares habituales
- Confundir los pedales
- No respetar las señales o interpretarlas de forma incorrecta.
- Tomar decisiones lenta o equivocadamente.
- Tener dificultades para mantenerse en el carril.
- Estimar de forma errónea la velocidad o las distancias.
- Presentar confusión en cruces o salidas o mostrarse inseguro o irritado durante la conducción.
- Hay que tener en cuenta que la renunciar a conducir no es una decisión fácil, y todavía menos si la persona quiere seguir haciéndolo o no acepta que está perdiendo las habilidades para hacerlo.
¿Cómo podríamos abordar el tema?
- Proponer alternativas de transporte.
- Hacer hincapié en los beneficios: dejar de conducir también tiene una parte positiva: menos estrés, no tener que buscar aparcamiento, poder ahorrar los gastos que supone tener un vehículo…
- Medidas firmes por la seguridad del paciente: Así, tal vez se deba recurrir a esconder las llaves del coche, desconectar la batería del coche o, pedir prestado el coche por un familiar cercano, o directamente, vender el vehículo.
- La cuestión debe abordarse desde la empatía, manifestando la preocupación, pero poniéndose en su lugar, comprendiendo que es una renuncia que puede ser difícil de encajar y respetando sus sentimientos. Ofrecer ayuda para los desplazamientos, la persona no puede perder sus hobbies por el hecho de no conducir.
Fuente: https://blog.fpmaragall.org/conducir-con-alzheimer