Domingo, 14 Febrero 2021 21:11

MARCHA EN EL ALZHEIMER

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Marcha a 1

“Caminante no hay camino, se hace camino al andar” … bien lo sabía Machado solo podemos aprender a caminar andando, al igual, que la mejor manera para que nuestros mayores no pierdan la capacidad de moverse autónomamente es no dejando nunca de practicar

La marcha humana es el proceso de locomoción en el que el cuerpo humano, en posición erguida, se mueve hacia delante, siendo su peso soportado alternativamente por ambas piernas. Mientras el cuerpo humano se desplaza sobre la pierna de soporte la otra pierna se balancea hacia adelante como preparación para el siguiente apoyo.

Marcha a 2

Se denomina zancada a la secuencia de acontecimientos que tiene lugar entre dos repeticiones consecutivas de uno cualquiera de los sucesos de la marcha. La distancia media entre dos apoyos consecutivos del mismo pie se denomina longitud de zancada y es la suma de las longitudes del pie izquierdo y derecho. En la zancada cada pie pasa por una fase de apoyo, que comienza con el contacto inicial del talón con el suelo y finaliza con el despegue del antepie y una fase de oscilación que trascurre desde el instante del despegue del antepie, avanzando el pie en el aire como preparación para el siguiente apoyo, hasta el contacto con el suelo, para dar el paso a la siguiente zancada.

 Los mecanismos fundamentales para una deambulación correcta son:

  • Rotación pélvica
  • Inclinación pélvica
  • Flexión de rodilla
  • Contacto de talón
  • Despegue mediante el antepie

También son imprescindibles exteroceptores como la visión y el oído para mantener un adecuado equilibrio

Si no se dan todos estos factores nuestra marcha no será armoniosa, aunque también influyen en la marcha la edad del individuo y el calzado.

 La marcha del anciano está condicionada, por un lado, por los cambios debidos a la edad, y por otro a los efectos de diversas patologías, como:

  • Deformidades: las articulaciones de miembros inferiores pierden la alineación por artrosis o artropatías inflamatorias que dificultan la flexión o extensión completa de los mismos.
  • Debilidad muscular, propia de la edad avanzada y el sedentarismo
  • Dolor, que puede ser de origen muscular, articular o neurológico
  • Control neurológico deficitario: esto provoca alteraciones neurológicas, espasticidad, problemas de coordinación y propiocepción.

Por ello disminuyen longitud del paso y la velocidad y aumentan la anchura del apoyo para aumentar el equilibrio.

 Todo lo anteriormente descrito da lugar a distintos tipos de marchas, y más concretamente en el Alzheimer donde no tenemos enfermedad, tenemos enfermos, no hay dos iguales, aunque lo más frecuente es que nos encontremos:    

  • Déficit en el equilibrio, tanto como para mantener la bipedestación como al caminar.
  • Bradibasia o marcha a pasos cortos.
  • Marcha parkinsoniana y de síndromes cerebelosos, donde el paciente camina a pasos cortos e inclinado hacia delante.

En las próximas semanas iremos analizando los diferentes tipos de marcha que podemos encontrarnos en nuestros mayores y cómo afrontarlas.

Marina Preciado. Fisioterapeuta Alzhéimer “Tierra de Barros”

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