La astenia estacional suele ser un trastorno leve y de duración breve, pero puede complicarse cuando nos encontramos ante un enfermo de alzhéimer. Ya sabéis que los cambios en ellos son más complicados, ya que necesitan más tiempo de adaptación, por eso es importante estar alerta y anteponerse a los síntomas para lograr que la transición de estación sea más fácil. Y es que la disminución de las horas de luz, los cambios de horario, las variaciones de temperatura y presión atmosférica pasan factura y podemos encontrarnos ante síntomas como cansancio, debilidad, somnolencia, bajo estado de ánimo, dificultad de concentración y apatía. También pueden aparecer otros signos como irritabilidad, falta de apetito, e incluso un descenso de las defensas de nuestro cuerpo.
¿Cómo podemos reducir los efectos en un paciente de alzhéimer?
-Establecer un nuevo horario adaptado a la estación, respetando las horas de sueño
- Adaptar la alimentación, realizar un menú otoñal en el que se incluyan caldos y cremas calientes, utilizar verduras propias de la estación (calabaza, seta, alcachofa…) y aumentar la ingesta de vitamina C (mandarinas, caquis y pomelos), que nos ayudara a prevenir los resfriados característicos de las primeras lluvias
- Aprovechar las horas de luz natural para salir a tomar el sol y practicar ejercicio al aire libre. Un ejercicio cardiovascular diario moderado, como caminar, nos ayudara a mitigar los síntomas y que la adaptación a la nueva estación sea más rápida.
- Por último, paciencia, el aletargamiento y la apatía extra provocada por la astenia, así como sus efectos físicos, son transitorios, pasados unos días o semanas el cuerpo se adapta y desaparecen.
Marina Preciado Hortigón (Fisioterapeuta Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”)