Pero no solo es perjudicial para nuestros pulmones, sino que fumar aumenta los niveles de homocisteína plasmática, un factor de riesgo que también está relacionado con varios tipos de demencia, entre ellas el Alzhéimer. Asimismo, acelera la aparición de arterioesclerosis, provoca endurecimiento de los vasos sanguíneos del corazón y cerebro y causa estrés oxidativo, que conduce a la muerte neuronal.
Pero según la OMS la relación entre el tabaco y el Alzheimer no solo afecta a los fumadores directos, el fumador pasivo aumenta hasta un 78% el riesgo de demencia, especialmente cuando la exposición se produce en el domicilio.
Por todo esto, hoy y todos los días…
Marina Preciado Hortigón (Fisioterapeuta Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”)