Aunque la celebración en si ha cambiado, nuestros abuelos disfrutan mucho reviviendo y recordando como la celebraban ellos en su niñez y juventud, nuestra pantaruja ha estado toda la mañana expuesta, han podido disfrutarla, tocarla, entender el sentido de lo que queríamos quemas, porque no solo realizamos un ejercicio estupendo de reminiscencia, sino que también este año hemos decidido hacer una reivindicación.
Hoy se quema en nuestra hoguera la violencia de género, por desgracia un tema muy de actualidad y que afecta a mujeres de todas las edades. Por eso nuestro fuego es para ellas, para que alcen la voz, para que no tengan miedo, para que nadie apague su luz y encuentren refugio en una sociedad cada día más concienciada y libre.