Además, en esta ocasión, hicimos entrega a nuestros abuelos de unos premios simbólicos muy originales, los premios anuales “Alzhéimer Tierra de Barros”, en los que impusimos nuestra banda de Miss y/o Mister a las características más especiales de la personalidad de cada uno de nuestros queridos usuarios. Se llevaron su premio Miss simpatía, o Miss cariñoso, entre otros muchos.
Todos recibieron el premio a su cualidad o virtud más destacada.
Esta es la mejor manera de demostrarle al mundo, que a pesar de todo lo que la enfermedad quita, a pesar de los tropiezos, el desaliento, la tristeza y el dolor inmenso, la unidad de todos y cada uno de nosotros es lo que nos dará fuerzas y lo que nos alentará para seguir combatiendo con entereza y valor esta cruenta batalla que libramos diariamente contra el alzhéimer.
El desayuno que compartimos, también es una forma de enseñar a esta sociedad tan individualista y egoísta en la que vivimos, el amor incondicional para con nuestros enfermos por parte de todos los que los cuidamos, porque el cariño y el afecto que sentimos por ellos nunca podrá ser borrado por la desmemoria.
Y es precisamente esto lo que humildemente reivindicamos, que ese amor y ese respeto hacia los afectados por la enfermedad se prolongue y se extienda a TODA LA SOCIEDAD y no se quede solo en los que directa o indirectamente nos vemos afectados por el alzhéimer. El lema que este año ha elegido la confederación española de asociaciones de familiares de enfermos de alzhéimer ha sido “CONCIENCIA SOCIAL”, esa sensibilización de toda la sociedad en general es la energía que a nosotros como asociación y centro de día nos da alas y nos impulsa a seguir trabajando y luchando día a día.
Sabemos que será una batalla larga y dura, y que aún nos quedan muchas piedras que soportar en nuestro complicado camino, pero nunca olvidaremos a todos los que se han visto oscurecidos por las tinieblas del olvido, nunca dejaremos de recordar cómo eran, lo que fueron y lo que lograron antes de que la enfermedad los abordara, porque, a pesar de eso, siguen siendo personas, y como tal deben ser respetadas y valoradas, no solo por sus cuidadores y familiares, sino por la sociedad en general.
Mª Magdalena Galindo Díaz. Psicóloga del Centro de Día de alzhéimer “Tierra de Barros”