PAMPLONA, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -
El doctor Richard G.M. Morris, director del neurodegenerativos, que ha impartido una conferencia en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra, ha afirmado que "recordar eventos pasados ayuda a mantener la memoria activa".
El experto considera que la memoria es "muy importante" para el ser humano. "Es como un pegamento que mantiene unidos muchos de los aspectos de nuestras vidas y que nos permite pensar en el pasado, planear el futuro y nos distingue del resto de las personas. Hay grandes diferencias entre recordar eventos y desarrollar habilidades", indica, para añadir que "esto hace distinguir entre dos tipos de memoria: recordar, por ejemplo, qué has desayunado (memoria episódica) es muy diferente a recordar cómo ir en bicicleta (memoria procedural)". "En ambos casos intervienen distintas áreas cerebrales", dice.
Morris ha explicado en su visita al CIMA que cuando se almacena un recuerdo se suceden diversos cambios bioquímicos y estructurales en el cerebro. "Y en casos de enfermedades neurodegenerativas, como en la enfermedad de Alzheimer, se producen alteraciones en estas vías que afectan a áreas implicadas en los procesos de memoria y aprendizaje", ha indicado.
El experto ha apuntado "aprender implica la organización sistemática de información en estructuras cerebrales que son vitales y si acumulas información progresivamente creas recuerdos más duraderos que si aprendes muchas cosas la noche anterior a un examen, por ejemplo". Por otra parte, otras acciones como hablar del pasado, recordar a los abuelos, etc. pueden ayudar a mantener la memoria intacta.
Del mismo modo, se ha sugerido que "mantenerse en buen estado físico puede contribuir a mantener un cerebro sano: realizar ejercicio es bueno, igual que comer bien". "Es parte de la disciplina para mantenerse cognitivamente en buen estado", ha comentado el especialista.
TEST DE MORRIS
El 'Laberinto acuático de Morris' (o Morris-Water-Maze) es la prueba más comúnmente utilizada para evaluar la memoria espacial en roedores. Consiste en una piscina circular llena de agua en la que se sitúa una plataforma que debe ser localizada por el animal para poder escapar del agua. Para su localización (queda sumergida unos centímetros por debajo del agua), el animal debe orientarse utilizando una serie de pistas visuales que se colocan alrededor de la piscina.
Con el entrenamiento, el animal debe aprender a localizar la plataforma (fase de adquisición o aprendizaje). Después de esta fase, que puede durar varios días, se realiza una prueba final (fase de retención de memoria) en la que se retira la plataforma, y se mide el tiempo durante el cual el animal permanece en el cuadrante donde se situaba la plataforma.
"Una de las razones por las que se ha extendido tanto su uso es la fiabilidad del test, los resultados obtenidos con esta prueba son muy reproducibles. Además, puede utilizarse para evaluar el efecto en memoria de un tratamiento farmacológico, o de las distintas modificaciones genéticas que se emplean para el desarrollo de modelos animales de distintas enfermedades", ha explicado Morris.