- Técnica de respiración controlada: sencilla y eficaz, muy buena para empezar a incluir un ejercicio de relajación en la rutina diaria de nuestro enfermo de alzhéimer (o en la nuestra propia), consiste en respiraciones lentas y profundas inhalando lentamente por la nariz y exhalarlo por la boca. Lo ideal es sentarse en un sitio cómodo, sin ruido, poca luz y un poco de música de fondo para crear un clima de calma en el que nuestro cuerpo se ira relajando con cada respiración
- Técnica de relajación progresiva de Jacobson: Se basa en la tensión y relajación de diferentes grupos musculares a la vez que se controla la respiración. Comenzamos de abajo a arriba, es decir, primero pies y piernas, luego manos y brazos, para ir poco a poco progresando hacia el abdomen, espalda, cuello y cabeza.
Es importante estar cómodo, preferiblemente tumbado, y dar órdenes concretas y sencillas, por ejemplo:” mueve el pie derecho, contráelo y lo vamos relajando poco a poco…” repetir cada orden tres veces antes de pasar a la siguiente zona.
Esta técnica es además un estupendo ejercicio de orientación corporal y concienciación del esquema corporal, pero contiene un poco más de dificultad y requiere un deterioro cognitivo leve o moderado, en casos más severos es posible que no comprendan nuestra orden y no sean capaz de realizar la acción.
- Masajes: el contacto físico con otra persona tiende a ser un elemento tranquilizador para el ser humano, además de la relajación muscular que logramos con el masaje que nos ayudara a bajar la ansiedad.
Es una técnica pasiva de relajación, no es necesaria ninguna colaboración por parte del sujeto, por lo que resulta de gran ayuda en casos más avanzados de Alzhéimer.
Marina Preciado Hortigón. Fisioterapeuta de Alzhéimer “Tierra de Barros”