Fue un momento único, lleno de alegría, diversión y amor que nos hizo revivir el olor a dulce tan característico de los hogares en esta época del año, que nos trasportó a esos momentos en los que la repostería era una muestra más de afecto, y nos recordó que el espíritu de la Navidad debe perdurar siempre.
Gracias a Antonia Calero por hacer realidad esta actividad que tantas ganas teníamos de vivenciar, y gracias a Arancha Rosado, que nos regaló su tiempo, su arte de repostera exquisita, su buen hacer, su tacto y su cariño, para ofrecernos el mejor regalo, AFECTO.
Para todos los que queráis ver sus magníficas creaciones podéis visitar su página de Facebook https://es-es.facebook.com/dulcearancake/
Un millón de dulces besos agradecidos.
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