Según el último estudio realizado por la farmacéutica Lilly en colaboración con la Universidad de Bristol, se ha podido reafirmar de forma contundente la hipótesis que siempre se ha defendido a nivel terapéutico, que cuanto más pronto se detecte y se trate el mal de alzhéimer, más fácil resultará retrasar el progreso de la enfermedad. Un estudio muy interesante que ha descubierto algo fundamental: al principio, la enfermedad no destruye las neuronas, sino que enlentece sus conexiones. Y si comenzamos a trabajar en esa lentitud, quizás sea más fácil retardar la muerte neuronal posterior.