Sabéis que desde nuestra web siempre intentamos evitar que llegue este momento, promovemos la lucha contra la inmovilidad y el encamamiento, pero a veces, el avance de la enfermedad hace inevitable la llegada de la cama, si ese es vuestro caso no os preocupéis, se puede y se debe seguir trabajando y luchando para lograr una buena calidad de vida para nuestro enfermo.
La primera medida que debemos adoptar son los cambios posturales, que se denomina así a los cambios que realizamos en la posición de nuestro enfermo encamado con el objetivo de ir alternando las zonas corporales del paciente en contacto con la cama, es decir, las áreas corporales sometidas a presión, no solo para evitar la aparición de ulceras por presión, sino para mejorar el bienestar del paciente y evitar la aparición de deformidades y retracciones musculares. A la hora de realizarlos debemos considerar varias cosas:
- Debemos colocar al paciente con la alineación correcta, una mala posición mantenida en el tiempo puede provocar retracciones a nivel muscular, para ello utilizaremos cojines o almohadas
- Evitar el contacto de prominencias óseas entre si o con la superficie de contacto de manera directa, de modo que evitemos la presión sobre esas zonas más sensibles a la aparición de ulceras de decúbito
- Realizar los cambios cada dos horas, cada cuatro como máximo por la noche, deberemos evitar a la hora de realizar el cambio de posición arrastrar el cuerpo de nuestro enfermos por la sabana, es mejor hacerlo pivotar sobre si mismo, de modo que la fricción no provoque lesiones en la piel.
COMO COLOCARLO BOCA ARRIBA, posición conocida como decúbito supino
Se acomodará al paciente colocándole una almohada debajo de la cabeza, otra debajo de los gemelos, para mantener los pies libres de presión, y una para cada brazo. Debemos prestar especial atención en esta posición supina a la presión sobre escapulas, codos, sacro y talones
COMO COLOCARLO DE LADO, posición conocida como decúbito lateral
Se acomodará al paciente colocándole una almohada debajo de la cabeza, una apoyando el dorso, una separando las rodillas y otra el maléolo externo de la pierna inferior, por último, una debajo del brazo superior. Debemos prestar especial atención en esta posición a la presión sobre orejas, escápulas, costillas, caderas, gemelos, tibios y maléolos. No elevar la cabecera de la cama más de 30 grados
A continuación os dejo un video donde podréis ver la mejor forma de realizar esos cambios con el menor esfuerzo posible
Marina Preciado Hortigón (Fisioterapeuta Centro de Día de Alzhéimer “Tierra de Barros”)