Olvidarse del número de teléfono de la oficina o tener dificultades para recordar el código de la tarjeta puede pasarle a cualquiera. Estos olvidos no tienen incidencia en la vida cotidiana ya que es posible acordarse de dónde habíamos apuntado el número del trabajo o cuál era el pin, sin embargo, las pérdidas de memoria pueden ser más significativas y numerosas y suelen deberse a la edad. El cerebro, al igual que los músculos, no deben dejar de funcionar ya que corren el riesgo de perder agilidad.
¿Cuándo preocuparse?
Los problemas de memoria que se agravan progresivamente pueden no obstante hacer pensar en la existencia de Alzheimer. Olvidarse de cosas recientes suele ser un síntoma de esta enfermedad; y en estos casos los problemas se agravan y entorpecen la vida cotidiana, hasta el punto de no saber, por ejemplo, donde está la cocina en la propia casa o quién es la persona que tenemos en frente. Estos problemas se acentúan rápidamente y se complican. Enseguida, la persona deja de ser capaz de hacer un juicio de valor, distinguir lo bueno de lo malo, tener una opinión o mostrar espíritu crítico.
Los olvidos y las pérdidas de memoria típicos del Alzheimer adquieren, pues, una forma particular. Pero aunque al principio los problemas pueden atribuirse a la edad, el entorno no tardará en darse cuenta de que se trata de algo de mayor gravedad.
¿Qué debes hacer?
Lo esencial no es no caer en un pesimismo injustificado. Tu memoria aún funciona bien, aunque de tanto en tanto olvides el nombre de algún actor. Frases como “tengo el nombre en la punta de los labios” son muy alentadoras; y cuando ocurren, debes simplemente ejercitar la memoria. No dejes que se atrofie.
Consulta a tu médico
Si los problemas son más serios, consulta con un especialista. Quizá sólo sean un efecto secundario de algún traumatismo psicológico reciente; en estos casos, los olvidos son particulares ya que sólo afectan a ciertos aspectos de la vida. Los fallos de memoria también pueden responder a pequeños accidentes cerebrovasculares frecuentes en las personas mayores.
Pero si los problemas de memoria impiden hacer una vida normal, entonces es importante someterse a un examen médico y a otra serie de pruebas especiales que puedan diagnosticar o no la existencia de Alzheimer. Sin embargo, antes de los 80 el riesgo de padecer la enfermedad es bastante reducido.