
El verano es una época ideal para disfrutar del aire libre y compartir tiempo con nuestros seres queridos. También puede ser un momento perfecto para seguir cuidando nuestra mente a través de actividades de estimulación cognitiva.
Aprovechar el entorno veraniego permite incorporar ejercicios sencillos, agradables y efectivos que estimulen funciones como la memoria, la atención o el lenguaje. Aquí te compartimos algunas ideas:
- Paseos con sentido: salir a caminar por el barrio, el parque o la playa es una oportunidad para trabajar la orientación, nombrar elementos del entorno, recordar anécdotas del pasado o identificar sonidos y olores.
- Álbum de verano: animar a la persona a recopilar fotos, dibujos o pequeños objetos del verano e ir construyendo un cuaderno o mural con ellos. Podemos acompañarlo de pequeñas frases, fechas o recuerdos escritos juntos.
- Juegos: sopas de letras, dominó, cartas o juegos de mesa adaptados ayudan a mantener la atención, el razonamiento y el lenguaje de forma lúdica.
- Cocinar en compañía: preparar una receta sencilla de verano puede ser una actividad muy estimulante. Medir ingredientes, seguir pasos o hablar de recetas familiares activa múltiples áreas cognitivas y favorece el vínculo emocional.
- Música y recuerdos: crear una lista de canciones del pasado o de la infancia de la persona permite evocar memorias, emociones y trabajar el lenguaje de manera natural y placentera.
El objetivo es el disfrute compartido, la conexión emocional y la rutina positiva. Con pequeñas acciones cotidianas podemos seguir cuidando la mente también en verano.
Neuropsicología Alzheimer Tierra de Barros