¿Qué entendemos por identidad?
La identidad personal es el conjunto de recuerdos, valores, gustos, relaciones, roles y experiencias que nos hacen sentirnos quienes somos. Está ligada a nuestra historia, a nuestras elecciones, a cómo nos presentamos ante el mundo.
En personas con Alzheimer, sobre todo en fases iniciales y medias, la pérdida de memoria y la desorientación pueden amenazar esa identidad. Pero aún hay mucho que podemos hacer para sostenerla.
¿Por qué es tan importante mantenerla?
- Preserva la dignidad: Sentirse tratado como un adulto valioso, no como alguien “enfermo” o “discapacitado”.
- Aumenta la autoestima: Recordar quiénes son y lo que han logrado les ayuda a afrontar la enfermedad con más seguridad.
- Mejora la comunicación y el vínculo emocional: Si recordamos a la persona más allá del Alzheimer, ella también puede sentirlo.
- Disminuye la ansiedad y la apatía: Sentirse reconocido y útil favorece un mejor estado de ánimo.
¿Cómo podemos cuidar esa identidad en el día a día?
- Llamarles por su nombre y respetar su historia
Evitemos los diminutivos que infantilizan. Hablemos con ellos de su vida, sus anécdotas, sus logros. Incluir fotografías, objetos significativos o música de su época puede ser muy útil. - Adaptar, no anular
En vez de quitarles responsabilidades por miedo a que se equivoquen, podemos ofrecerles tareas adaptadas: doblar ropa, regar plantas, participar en actividades con apoyo. Lo importante es que se sientan útiles. - Reforzar sus gustos y preferencias
Si siempre le gustó el café solo, no tiene sentido ofrecerle uno con leche “porque ahora da igual”. El respeto a las pequeñas elecciones es una forma poderosa de preservar el sentido del yo. - Validar sus emociones y puntos de vista
Aunque sus recuerdos no coincidan con la realidad, sus emociones sí son reales. Escuchar sin corregir constantemente, validar lo que sienten, les ayuda a sentirse comprendidos y seguros. - Fomentar la autonomía siempre que sea posible
Ayudar no es hacer por ellos todo lo que podrían hacer por sí mismos. La autonomía también es identidad.
El Alzheimer afecta muchas áreas, pero no borra a la persona que hay detrás. Cada vez que reconocemos sus valores, sus elecciones, su historia… estamos ayudando a sostener su identidad. Y al hacerlo, no solo cuidamos su salud emocional: también reforzamos el vínculo humano que nos une.
