En esta ocasión ha sido la universidad Canadiense “British Columbia”, la que ha vuelto a incidir en los numerosos efectos protectores de la práctica diaria de ejercicio físico para ayudar al cerebro de los enfermos con demencia alzhéimer. No solo es positivo, sino que se ha constatado que enlentece o retarda la progresión de la enfermedad.
No está de más tener en cuenta este dato para llevar a la práctica este estupendo factor protector.