La vitamina D regula la síntesis de hormonas fijadoras del calcio como la parathormona (PTH) y actúa en diversos órganos implicados en la homeostasis cálcica, sobre todo en el intestino, favoreciendo la absorción intestinal de calcio. Esta llega a nuestro organismo de dos modos, o bien ingerido con la dieta o producida por un mecanismo fisicoquímico al actuar la luz ultravioleta sobre el 7-dehidrocolesterol (7-DHC) existente en nuestra piel. Este 7-DHC se transforma en previtamina D3 que pasa de la piel a la circulación ya como vitamina D. Por lo que el sol se convierte en productor de la vitamina imprescindible para nuestros huesos, sin ella el calcio no se absorbe.
¿Cuánto sol es necesario? En realidad, es poco, una exposición directa al sol de 10- 15 minutos diarias de zona amplia de piel descubierta es suficiente.
Cada vez son más los médicos que prescriben terapia solar a nuestros mayores, y es una alegría ver como se prescinde de tanto fármaco a favor de terapias menos dañinas y más fáciles de aplicar, y es que poca dificultad (o más bien ninguna) tiene tomar el sol, pero es que, además, está demostrado que la exposición directa a la luz solar también tiene efecto sobre el sistema inmune, cardiovascular, respiratorio y neurológico; imposible obtener más por menos. Eso sí, cuidado con los efectos negativos que puede producir una exposición prolongada sin protección o a horas de mayor incidencia, como decía Aristóteles “en el punto medio esta la virtud”
Marina Preciado Hortigón. Fisioterapeuta de Alzhéimer “Tierra de Barros”