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Hace unos días el periódico ABC publicó un interesante y revelador artículo de opinión en el que describe de una manera muy clara y verdadera la situación actual que hay en torno a las investigaciones relacionadas con la enfermedad de alzhéimer y los supuestos fármacos “milagrosos” que la van a curar.

El articulista, con una claridad meridiana, echa por tierra todas esas falsas esperanzas que se crean en torno a un nuevo fármaco o una nueva terapia, porque alientan de forma falsa unas expectativas de curación que aún están muy lejos de llegar a un futuro próximo.

Alientan la ilusión de millones de familias, cuidadores y enfermos que, directa e indirectamente, sufren en su piel los estragos del mal del olvido y que se aferran a cualquier cosa para intentar curarlo, aunque ese “algo” sea una falacia, sea una mentira.

Ojalá esta artículo sirva para ser mucho más realistas en cuanto a estas cuestiones porque con las ilusiones, al esperanza y la salud de los enfermos y sus familias no se juega.

Hemos querido titular así esta entrada porque aunque parezca demasiado catastrofista, la enfermedad del olvido se convertirá en una terrible plaga de aquí a unos años. Y no lo decimos nosotros, sino que está totalmente confirmado por los últimos datos del estudio realizado por la “Fundación Española de Enfermedades Neurológicas”, la cual ha concluido que el envejecimiento paulatino de la población hace prever un aumento alarmante de este tipo de patologías a nivel mundial. Sin ir más lejos en nuestro país se estima que en el año 2050, uno de cada tres españoles superará los 65 años. Esto significa que en 2030 la cifra alcanzará los 600.000 enfermos de alzhéimer y en 2050 los 983.272.
Estas cifras tan alarmantes han hecho que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerte de las consecuencias y ha instado a los gobiernos a que comiencen a tomar medidas urgentes e inmediatas que reduzcan en la medida de lo posible el impacto socio-sanitario de este mal devastador. De hecho, la OMS ha calculado que la utilización de terapias preventivas y protectoras para generar el retraso en su aparición en un año, reduciría en 12 millones el número de enfermos con alzhéimer en 2050 a nivel mundial.

Está todo dicho, las cifras no engañan ni mienten. El futuro puede ser muy oscuro y complicado si no empezamos a tomas en serio estos datos.

El alzhéimer no es una enfermedad lejana en el tiempo, es un mal silencioso y devastador que dentro de poco puede destrozar la vida de muchas familias.

Tomémoslo en serio y ¡¡¡actuemos YA!!!! 

En este caso, no vamos a alargarnos con los preámbulos sobre este artículo y tampoco vamos a dar posibles pistas o resúmenes del mismo, simplemente os invitamos, sobre todo a quienes durante estos días tienen que acudir a algún tipo de celebración (comuniones, bodas, bautizos….), a que lo leáis y reflexionéis sobre el mismo, y sobre cuál puede ser la mejor opción para un enfermo de alzhéimer ante este tipo de fiestas y celebraciones sociales.

Es muy interesante.