La mayor esperanza de vida conlleva también una mayor presencia de enfermedades degenerativas como el Alzheimer. Según avanza esta enfermedad y el daño a nuestras neuronas, además de los síntomas más conocidos como la pérdida de memoria también van apareciendo otras complicaciones físicas como problemas respiratorios o dificultades a la hora de ingerir comida, pero también comportamientos agresivos. Lucia Barquero, enfermera de la Fundación Jiménez Díaz, encargada de impartir el curso dará claves para el manejo de estos pacientes “principalmente es necesaria mucha calma, no perder la paciencia, sabemos que tienen a repetirse constantemente y a olvidar las cosas por eso es importante intentar darles órdenes breves y sencillas. Ante comportamientos agresivos, debemos actuar con calma y no regañarles. Cuando la situación se haga insostenible, se puede acudir al médico y buscar soluciones en la medicación”

Hace siete años María Pilar Sanjuán comenzó a detectar en su marido primeros síntomas de un alzheimer especialmente complicado: «Comenzó a tener despistes, cosas raras, yo no quería verlo, pero mis hijos ya me advertían de que a su padre le pasaba algo más que la depresión que le diagnosticaron en un principio», cuenta esta ferrolana que muchas noches, cuando se mete en su cama, tiene que convencer a su esposo, José Rey, de que no es ninguna extraña.

 Unas 8.500 personas mayores de 65 años sufren demencia según un estudio financiado por la Gerencia Regional de Salud de Castilla y León (Sacyl) y la Fundación General de la Universidad de Valladolid. Este trabajo, coordinado por Miguel Ángel Tola Arribas, neurólogo del Hospital Universitario Río Hortega, también alerta sobre que el 55 por ciento de estos casos están sin detectar, lo que implica que habría 4.600 personas en la provincia sin tratamiento.

He aquí otro motivo para cuidar bien los dientes: la enfermedad de las encías podría estar relacionada con la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores analizaron muestras cerebrales de diez personas con Alzheimer y de diez personas sin la enfermedad del cerebro, y hallaron que unas bacterias asociadas con la enfermedad de las encías se hallaban en las muestras cerebrales de cuatro de los diez pacientes de Alzheimer. No se halló ese tipo de bacteria en las muestras cerebrales de las personas sin Alzheimer.

Desde las 20.30 horas de hoy, el Museo da Madeira e do Moble da Estrada (MOME) será escenario de una conferencia -organizada por la Diputación de Pontevedra y el Colexio Oficial de Médicos de Pontevedra en colaboración con el Concello- que, abierta al público, impartirá el neurólogo y doctor en Medicina Manuel Seijo Martínez. Bajo el título Enfermedad de Alzhéimer: qué es, dónde estamos y hacia dónde vamos, este experto ofrecerá a los presentes las claves que permitan prevenir, detectar y convivir con una demencia que, actualmente, afecta a unas 15.000 personas en la provincia. Se trata del primero de una serie de encuentros que en las próximas semanas tendrán lugar también en Cerdedo, Rodeiro, Lalín, Silleda, Vila de Cruces, Forcarei y otros muchos municipios pontevedreses.

-¿Cuál es la cara inicial de esta dolencia?

La Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Huesca (AFEDAH), miembro de Somos Pacientes, ha puesto en marcha el proyecto ‘Terapias en Ruta’, iniciativa para frenar la evolución de la enfermedad de Alzheimer en el medio rural de la provincia oscense, en la que conviven cerca de 9.000 pacientes con demencia.

En palabras de Alicia Sitán, coordinadora de AFEDAH, “en Aragón, así como en la provincia de Huesca, hay muchísimos pacientes con Alzheimer que están geográficamente muy dispersos, por lo que con este servicio queremos llegar a todos ellos con la ayuda de las comarcas, que son quienes conocen la población y sus necesidades“.

Investigadores del Hospital Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, dicen que al medir los niveles de ciertas proteínas en el líquido cefalorraquídeo (LCR) pueden predecir cuándo la gente desarrollará el deterioro cognitivo asociado con la enfermedad de Alzheimer años antes de que aparezcan los primeros síntomas de pérdida de memoria, según los resultados de su investigación, publicados en 'Neurology'.

   La identificación de estos biomarcadores podría proporcionar una herramienta para guiar el uso temprano de tratamientos potenciales con medicamentos para prevenir o detener la progresión de la enfermedad mientras las personas siguen siendo cognitivamente normales. Hasta ahora, los medicamentos diseñados para detener el daño cerebral han fracasado en ensayos clínicos, posiblemente, según muchos investigadores, porque se administran a quienes ya tienen síntomas y demasiado daño.

Una nueva investigación dirigida por Marco Prado, de la Universidad de Western, en Ontario, Canadá, ha identificado una vía utilizada por el cerebro para tratar de protegerse de la toxicidad que se produce con la enfermedad de Alzheimer (EA), según publica este martes 'Journal of Neuroscience'.

   Prado y sus colegas del Instituto de Investigación Robarts, también en Ontario, y el Centro del Cáncer AC Camargo, en Brasil, encontraron que la toxicidad de los péptidos beta-amiloides, unos de los principales culpables en la EA, se pueden disminuir previniendo su interacción con la proteína del prión. Cuando la llamada proteína inducible por estrés fosfoproteína 1 (Sti1) interactúa con la proteína priónica previniendo la interacción de péptidos beta-amiloides, protege las neuronas.

“Hay que pensar en la enfermedad de Alzheimer como un gran rompecabezas en el que cada año se van colocando nuevas piezas”, explica Marco Prado, neurocientífico de la Universidad Occidental de Ontario(Western University), cuyo laboratorio ha identificado una de esas nuevas piezas, que puede ayudar aproteger al cerebro del daño asociado a la proteína beta-amiloide.

En el alzhéimer, la proteína beta amiloide tiende a formar pequeños grupos que pueden moverse libremente en el cerebro, denominados oligómeros solubles de beta amiloide, que preceden a la formación de las placas características de la enfermedad. Estos oligómeros ponen en marcha cascadas tóxicaspara las neuronas ayudándose de la proteína priónica celular, que se sabe que también está implicada en esta patología neurodenerativa. El equipo de Prado ha descubierto que cuando una proteína llamada Fosfoproteina 1 inducible por estrés (STI1) interactúa con la proteína priónica celular disminuye la toxicidad de la proteína β-amiloide y protege las neuronas. La investigación se publica en el último número del Journal of Neuroscience.

¿Qué y por qué soñamos todavía desconcierta los científicos y provoca un intenso debate. Lo que se sabe es que la mayoría sueña mucho y apenas se recuerdan. Los expertos creen que las pesadillas pueden revelar datos sobre nuestra salud e incluso dar pistas sobre enfermedades o padecimientos que sufriremos en el futuro, según publica el Daily Mail.

Las pesadillas pueden estar relacionadas con problemas de corazón, según un estudio en el que participaron más de 6.000 personas realizado en los Países Bajos.