Miércoles, 30 Septiembre 2015 13:07

UNA HERMOSA REFLEXIÓN

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Hoy queremos compartir con vosotr@s esta estupenda “lección de vida” que la página web de Alzhéimer Universal ha publicado.

Una reflexión sobre el mal de alzhéimer, y el dolor y sufrimiento que conlleva pero también una reflexión sobre el amor que va irremediablemente unido al hecho de cuidar a un enfermo de estas características.

Una delicia, una preciosidad, un espejo de lo que viven los que, como cuidadores, se enfrentan a uno de los retos más difíciles de su vida.

No dejéis de leerlo. Merece la pena.

 

Cuidados, dolor y amor

El sufrimiento es una experiencia común a toda la humanidad, que no podemos confundir con el dolor

Es una experiencia de límite, tanto moral como existencial, mental, religiosa, social o política. Nos recuerda que somos seres limitados, finitos, vulnerables.

Dolor

El dolor en una palabra es miedo, quien no ha tenido miedo al dolor?

El dolor incomoda. Es físico. Late dentro de uno. Se clava y se difumina en la mente y hace que sea tanto que no podemos ayudarnos a nosotros mismos a centrarnos  en otra cosa que no sea lo que nos aflige.

El sufrimiento te dolerá en forma desmesurada. No obstante, el sufrimiento no es el mismo que el dolor. El sufrimiento puede ser físico pero duele más allá del cuerpo, duele el alma… y afecta la forma en que creemos, lo que anhelamos  y sentimos.

El sufrimiento del cuidador, no se analiza a menudo porque la mayoría de veces el enfoque y la atención tanto de la familia y del personal de salud médicos esta en el paciente, y  no en el cuidador. Gran error del sistema, que produce nuevos enfermos por falta de previsión. 

Y es tan difícil porque el sufrimiento de un cuidador no se ve a simple vista, está más allá de lo físico,  donde el desafío es a diario, a cada segundo.

Ser cuidador significa tener que luchar a brazo partido con saber que:

  • Por regla general, no existe (y a veces parece no importar a nadie) una escala de sufrimiento con la que medir lo que se está soportando, porque lo que está experimentando no es objetiva: es muy personal.
  • Un cuidador no puede hacer que  sus sentimientos de impotencia  se marchen de su día a día.
  • Lo que está experimentando como cuidador nunca puede ser  comprendido en su totalidad por los demás, incluso si sabes  cómo comunicar lo que estaba sintiendo y experimentas sobre tu diario vivir.
  • La persona que cuidas, no es la misma que  tú recuerdas.
  • La persona que amas está experimentando algo  tan fuerte que no es tan simple de llevar y darías cualquier cosa por tener la oportunidad de cambiar su situación.
  • Nadie podrá tocar tu puerta y decirte que tu vida volverá a ser la misma.
  • Hay momentos que no recordarás cómo era tu vida antes de ser cuidador.

Nadie puede curar el sufrimiento. Nadie puede hacer que se vaya. Es una mezcla de incertidumbre y el amor y el arrepentimiento y la anticipación y la ternura y temor. Simplemente desafía la comprensión y explicación.

Amor

Pero… (siempre hay un pero) esa insondable fragilidad que nos lleva a las lágrimas, es lo que nos lleva en unos segundos lejos de un futuro que se torna impredecible y  de vuelta a épocas pasadas más luminosas, y al ahora. En medio del sufrimiento comprendemos la necesidad que tenemos de alguien que esté incondicional pero firme a tu lado.

A pesar de que el sufrimiento que carga un cuidador es una experiencia intensamente privada y única, sabemos que se aminora cuando establecemos relaciones solidas con personas que puedan estar a pesar de todo, humanos que no huyen a la primera de cambio cuando todo o casi todo estaba pactado entre ambos, cuando escuchamos la voz de un ser querido, en el instante que sentimos una caricia, o el simple roce de una mano, una palabra recibida en un momento oportuno, una llamada o un simple mensaje, es el tiempo que percibes la presencia mas allá de lo físico de las personas que te aman.

Y si bien es cierto que nuestro cuidado por otra persona nos hace vulnerables al sufrimiento, sin embargo, es aún más cierto que lo que te hace tan especial, es que te importa y estás presente, en la vida de otro, inclusive en medio de ese mar de sentimientos y emociones.

 

 

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