Hablábamos la semana pasada de las bursitis y hoy queremos profundizar en una de las más frecuentes en pacientes con Alzheimer: la bursitis trocantérea o trocanteritis.

Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más habitual en personas que pasan mucho tiempo acostadas y siempre en la misma posición, o en aquellas que permanecen de forma continuada en sillas de ruedas con laterales rígidos.

Se trata de un dolor localizado en la parte externa de la cadera, y además pueden aparecer los siguientes síntomas:
• Dolor punzante o intenso al inicio, que puede evolucionar hacia un dolor más continuo.
• Dificultad para caminar.
• Rigidez articular.
• Dolor en la articulación de la cadera que puede irradiar hacia la parte externa del muslo.
• Inflamación y aumento de calor en la articulación de la cadera.
• Sensación de atrapamiento o chasquido.

Es posible que el dolor se intensifique cuando:
• Se levanta de la silla o de la cama.
• Permanece sentado durante un periodo prolongado.
• Sube escaleras.
• Duerme o se acuesta sobre el lado afectado.

Siempre os hablamos de la dificultad que presentan muchos de nuestros enfermos para comunicar sus síntomas, explicar que algo les duele o que no se encuentran bien. Por ello, debemos mantenernos alerta ante las señales que puedan manifestar y realizar una exploración de la zona de la cadera, con el fin de acudir al médico para confirmar las sospechas y establecer un tratamiento farmacológico adecuado. Además, será necesario mantener un reposo relativo de la articulación afectada, evitando movimientos bruscos y la sobrecarga articular.

Dentro del tratamiento de fisioterapia cobra una importancia vital el trabajo de estiramientos de la musculatura de la cadera, la reducción de las tensiones del TFL y del cuadrado lumbar, así como el fortalecimiento y la movilización de la musculatura del glúteo. En la fase inicial, técnicas como el ultrasonido, la electroterapia y la masoterapia nos serán de gran ayuda para minimizar el dolor.

Fisioterapia Alzheimer