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Viernes, 11 Julio 2025 15:10

NUEVAS ESPERANZAS

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Muchos son los estudios que se están realizando sobre la enfermedad del Alzheimer y como lograr frenar los efectos que provoca en el organismo, hoy hablaremos sobre dos medicamentos que se encuentran en ensayos de fase 3 y que están dando resultados muy esperanzadores:  Lecanemab y Donanemab.

En el cerebro de las personas con Alzheimer encontramos acumulaciones de una proteína que, al juntarse, van formando placas de beta-amiloide, estas placas interfieren con la comunicación entre las células cerebrales y pueden causar daño neuronal, lo que lleva a la pérdida de memoria, confusión y otros síntomas característicos de la enfermedad. Justamente estos medicamentos que comentábamos antes están diseñados para atacar a dichas placas, unirse a ellas y ayudar a eliminarlas del cerebro.

Ambos medicamentos no curan la enfermedad, pero ralentizan su progreso al eliminar estas acumulaciones de proteína:

  • Lecanemab se une a la beta-amiloide en una forma temprana de la placa, lo que facilita que el sistema inmunológico del cuerpo la elimine antes de que cause daño grave a las células cerebrales.
  • Donanemab, por su parte, tiene una acción similar, pero se dirige a una forma ligeramente diferente de la beta-amiloide, lo que le permite atacar de manera más eficiente las placas ya formadas.

Lecanemab y Donanemab representan una nueva esperanza en la lucha contra el Alzheimer. Si bien aún son tratamientos en evaluación, el hecho de que puedan reducir las placas de amiloide y ralentizar la progresión de la enfermedad marca un hito en la ciencia médica. Su estudio es fundamental no solo para mejorar la vida de millones de personas, sino también para entender mejor esta compleja enfermedad y cómo podría combatirse en el futuro.

El desarrollo de ambos medicamentos empezó en 2014 y aunque están dando resultados esperanzadores, el estudio y puesta a punto de los medicamentos es muy complejo, más aún en una enfermedad como el Alzheimer, donde el cerebro de los pacientes sufre un daño extenso, por lo que curar o incluso frenar el daño es un desafío.

Dado que estos tratamientos implican el uso de anticuerpos monoclonales (proteínas que atacan directamente las placas) los investigadores tienen que asegurarse de que no haya efectos secundarios graves y deben ser observados durante años para comprobar que realmente ralentizan la progresión de la enfermedad y también para evaluar las posibles consecuencias del uso.

Luchemos para que se siga invirtiendo en el estudio del Alzheimer, se mantengan o incluso se abran líneas nuevas de investigación y encontremos por fin, no solo como evitar que avance la enfermedad, sino algún día una cura completa para la misma.

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