Fiel al canon de las buenas fábulas, la historia de las perras "Mami", "Guida" y "Pintas" oculta una lección de humildad magistral: un can abandonado en la calle por el hombre se convierte -solo unos meses después- en su mejor aliado. Desde 2011 el Concello desarrolla una AAP (actividad asistida por perros) con ejemplares del refugio animal que representa un proyecto terapéutico pionero. Gracias a la iniciativa el Consistorio adopta perros abandonados en el refugio, los forma con guías expertos y -una vez "educados"- los emplea como parte de la terapia que psicólogos especializados prestan a ancianos con Alzheimer, niños con hiperactividad o TDH o personas con parálisis cerebral, entre otros. La ventaja del programa es así doble. Se logra "rehabilitar" a perros abandonados y se ofrece una herramienta terapéutica eficaz a los usuarios.
Prueba de los buenos resultados de la AAP es que, en apenas cuatro años, ha disparado su impacto en la ciudad. El programa arrancó en 2011 con una sola perra, "Mami", con la que los terapeutas trabajaban en cuatro asociaciones con cien usuarios. Hoy la AAP cuenta con tres canes - "Mami", "Guida" y "Pintas", la última incorporación-, son ya nueve colectivos los que han solicitado su servicio y se favorecen del proyecto cerca de 400 usuarios. "Es todo un éxito", explica la concejala de Medio Ambiente, Chus Lago. Entre el mantenimiento de las perras y el coste de las terapias, el Consistorio destinará este año cerca de 30.000 euros a la AAP.
Juan Freire -director de Ramalladas y responsable de escoger y guiar a los perros que participan en el proyecto- explica como los canes son los "acompañantes perfectos" para terapias. "Lo que hacemos no es solo una actividad lúdica; trabajamos con dos psicólogos -Liliana Freijeiro y Pablo Valiño- y unos objetivos", anota Freire. Según asegura, los perros "ayudan a relajarse" y despiertan el "entusiasmo" del usuario. "A veces es algo tan sencillo como el cambio de rol; trabajas con gente que está acostumbrada a que la cuiden... Pero de repente la dejas al cuidado de un perro para que lo vigile", anota Valiño. En otras ocasiones se trabaja la relajación -con niños con TDH o Hiperactividad- o la fuerza muscular al hacer algo en apariencia tan sencillo como sostener la correa.
"Ahora la terapia con perros está muy extendida; pero cuando empezamos no era tan frecuente", anota Freire. El proyecto incorporará este año un taller de estimulación cognitiva y promoverá también campamentos para niños. Los colectivos con los que trabaja son Doa, Anhida, Afaga, Alento, Foanpas, Apamp, Aspanaex y Feafes, además de asociaciones vecinales de la ciudad.