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Miércoles, 29 Octubre 2025 13:47

El manejo del dinero en personas con demencia: cómo acompañar sin generar conflicto

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A medida que avanza una demencia, pueden aparecer dificultades en la gestión del dinero: confusión con los billetes, olvidos de pagos, desconfianza hacia los familiares o incluso una fuerte obsesión por el control económico. Estos cambios no son caprichos, sino síntomas del deterioro cognitivo, especialmente cuando se ven afectadas funciones como la memoria, el juicio o la capacidad de planificación.

Para las familias, esta situación puede ser muy delicada. Por un lado, quieren proteger al familiar y evitar fraudes o pérdidas; por otro, desean respetar su autonomía y evitar discusiones. Encontrar el equilibrio entre ambos aspectos requiere comprensión, paciencia y algunas estrategias prácticas.

 

Por qué ocurre

El dinero suele tener un valor simbólico muy fuerte: representa independencia, control y seguridad. Cuando la persona empieza a perder facultades y nota que otros gestionan sus cuentas, puede sentir que pierde parte de su identidad o de su papel dentro de la familia.
 Por eso, no es raro que aparezcan frases como: “me han robado”, “yo quiero seguir pagando mis cosas”,  “no me fío de nadie con mi dinero”... Estas ideas, aunque dolorosas, son parte del proceso y no deben interpretarse como desconfianza real hacia los familiares, sino como una forma de expresar miedo y necesidad de control.

 

Pautas para los familiares

  1. Mantén la calma y evita discutir. No intentes convencerle con argumentos racionales. Si dice que le han robado, escúchale y valida su emoción (“Entiendo que te preocupe eso”) antes de ofrecer explicaciones.
  2. Valida, no corrijas. En lugar de decir “Eso no es verdad”, es preferible algo como:
     “Vamos a revisar juntos, seguro que lo aclaramos.”
     Así reduces la ansiedad sin entrar en conflicto.
  3. Reduce el acceso progresivamente. Guarda grandes cantidades de dinero fuera de su alcance, deja a su disposición una pequeña cantidad simbólica para gastos cotidianos o “por si acaso”, si usa tarjeta, puede ser útil limitar el saldo o retirar el PIN.
  4. Respeta su necesidad de participar. Aunque ya no pueda gestionar sus cuentas, puede seguir implicado: acompañarle a hacer pequeños pagos, enseñarle los tickets, o pedirle opinión en decisiones sencillas. Eso mantiene su sentido de dignidad y pertenencia.
  5. Planifica legalmente. Cuando la capacidad de gestión se ve comprometida, conviene valorar figuras legales como la curatela o el poder notarial preventivo, para garantizar que su dinero esté protegido sin generar conflictos familiares.
  6. Informa a todos los cuidadores. Si hay más familiares o personal implicado, es importante que todos sigan el mismo criterio. Cambiar las normas o permitir excepciones suele aumentar la desconfianza del paciente.
  7. Cuida el tono emocional. No se trata solo de proteger el dinero, sino de proteger el vínculo. Una conversación sobre dinero puede ser el escenario de un miedo más profundo: perder el control sobre la propia vida.

 

La obsesión por el dinero no es un rasgo de carácter: es un síntoma del proceso neurodegenerativo. Lo más importante no es convencer, sino acompañar con calma y empatía. El objetivo es que la persona se sienta segura, respetada y partícipe, aunque su capacidad real de gestión sea limitada.

Ayudar a una persona con demencia a manejar su dinero no significa quitarle autonomía, sino adaptarla a sus capacidades actuales. Con estrategias adecuadas y una comunicación empática, es posible mantener su dignidad y evitar sufrimiento innecesario —tanto para ella como para la familia.

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