
La estimulación cognitiva es una terapia no farmacológica que busca enlentecer el progreso de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. A su vez, mejora la calidad de vida y es una estrategia que podemos integrar en el hogar.
Aquí presentamos algunos ejemplos de cómo hacerlo:
Memoria: La memoria suele ser una de las funciones más afectadas en las personas con Alzheimer. Estimularla puede ayudar a mantenerla en la medida de lo posible.
Atención: Suelen tener dificultades para mantener la atención durante períodos prolongados.
Lenguaje: Las dificultades en el lenguaje son comunes, desde la pérdida de vocabulario hasta la dificultad para seguir conversaciones.
Funciones ejecutivas: capacidades como la planificación o la toma de decisiones se ven afectadas a medida que avanza la enfermedad.
Percepción y Orientación: La percepción visual y la orientación espacial también pueden verse alteradas, dificultando tareas cotidianas.
Al integrar estas actividades de manera regular en el hogar, podemos ayudar a retrasar la progresión de los síntomas y mejorar el bienestar general de nuestro familiar.
Neuropsicología Alzheimer Tierra de Barros